Kirk Douglas relata en 'Yo soy Espartaco' los obstáculos que rodearon a su célebre filme
Kirk Douglas es la última leyenda viva de Hollywood y tiene tantos años como historias que contar, como el largo proceso en el que se empeñó para llevar al cine la historia del esclavo rebelde Espartaco, un personaje que no solo interpretó en la gran pantalla.
La película fue un empeño personal de Douglas, que no dudó en implicar en la escritura del guión a Dalton Trumbo, entonces un "apestado" por la caza de los comunistas del senador McCarthy, que apenas podía escribir bajo seudónimo para evitar las represalias del Comité de Actividades Antiestadounidenses.
En Yo soy Espartaco (Editorial Capitán Swing), Douglas cuenta todos los detalles que rodearon un proyecto que tuvo que sortear muchos obstáculos y que al final, además de producir una obra maestra del cine, fue el principio del fin de las listas negras que habían atenazado a los intelectuales de Hollywood. La caza de brujas iniciada por Joseph McCarthy precipitó delaciones y acusaciones en el mundo de Hollywood y algunos, como Trumbo, prefirieron no admitir nada antes que permitir una intromisión en su libertad de expresión, lo que les llevó directamente a la cárcel y al ostracismo.
En Yo soy Espartaco, Douglas narra con preciosismo cómo embarcó a Trumbo en el proyecto de la película bajo el seudónimo de Sam Jackson y con la total ignorancia de los estudios Universal, los únicos que aceptaron implicarse en la producción del filme.
"Hoy día todavía hay quien sigue tratando de justificar las listas negras. Dicen que eran necesarias para proteger a EEUU. Dicen que las únicas personas que resultaron perjudicadas fueron nuestros enemigos. Mienten. Hombres, mujeres y niños inocentes vieron arruinada su vida debido a esta catástrofe nacional", afirma Douglas en la introducción del libro.
No hay comentarios