Kiko Veneno celebra 20 años de su antídoto contra la chapuza
El músico reedita 'Échate un cantecito', publicado originalmente en 1992, en formato libro-disco con dos CD y un DVD
Corría 1992, el año en que Sevilla quiso asombrar al mundo. Kiko Veneno, recién llegado a Londres, se pasmaba por otras cosas, por aquella tecnología infalible en contraste con la España de las "chapuzas". Allí grabó Échate un cantecito, un disco mítico y de celebración que reedita 20 años después.
Su asombro londinense es sólo una de las muchas impresiones que este músico catalán criado en Andalucía recoge en el diario de aquellas sesiones, incluido en un libro-disco con dos CD y un DVD que ayer presentó en directo en La Riviera de Madrid, con temas inolvidables como Lobo López, Joselito y Echo de menos.
"Fue un disco de punto de llegada más que de partida, con canciones populares, redondas, muchas de ellas felices, así que hay mucho antídoto ahí", señala sobre aquel tercer trabajo en solitario, tras cerrar su etapa en la banda Veneno junto a los hermanos Rafael y Raimundo Amador.
El nuevo lanzamiento incluye otros atractivos como cinco maquetas y duetos junto a Martirio, Albert Pla y Santiago Auserón.
Recuerda el periodista Diego Manrique, prologuista de la reedición, que Kiko Veneno se veía obligado en aquel momento a compaginar su faceta como músico con otro trabajo más estable para ganarse la vida, aunque esta grabación impulsó un cambio en su estatus.
"Desde el principio -como se refleja en el diario- había ese sentimiento de que todo llegaría a buen puerto, de que este disco nos iba a dar muchas alegrías", rememora Veneno, que se llama realmente José María López Sanfeliu (Figueras, Lérida, 1952).
El artista contó con la colaboración de un productor británico, Joe Dworniak, quien, sin un conocimiento especial de la música andaluza, "supo captar lo que esas canciones tenían y darles una impronta africana de forma muy coherente".
El cantante apunta que uno de los grandes éxitos del álbum, Echo de menos, instalado en la memoria emotiva de muchos españoles con su "muro de metacrilato" y sus pelos en la bañera, no iba a entrar en el repertorio. "La compusimos para Martirio como un cuplé en un tempo bastante lento. Se coló al final porque se me ocurrió hacerla por rumba y sonaba bien", rememora.
El disco despegó poco a poco, gracias sobre todo a la gira posterior en la que se embarcó junto a Juan Perro, alias artístico de Santiago Auserón. "Seguramente este disco no habría sido posible si no me hubiese cruzado con él", reconoce sobre la aportación del último Premio Nacional de Músicas Actuales.
La reedición de Échate un cantecito está dedicada además a la memoria de otro ex Radio Futura, el guitarrista Enrique Sierra, recientemente fallecido, que visitó al equipo durante la grabación en Reino Unido. "Era una persona muy especial, el que le ponía arte y picante a la guitarra, no porque fuese un músico de mucho virtuosismo sino porque hacía que fuese más original", destaca.
Asombrado hasta por la calidad de los tornillos en Londres, recuerda que se preguntaba "por qué en España éramos tan chapuzas".
El que está considerado como uno de sus álbumes más inspirados junto a Está muy bien eso del cariño (1995) surgió en un momento en el que España crecía "en el despilfarro, en el fantasmerío y sentando las bases de una cultura de los banqueros y del dinero virtual", algo que, 20 años más tarde, hemos llevado "al colapso directamente".
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