Iglesias realiza una reflexión sobre el lenguaje a través de la pintura

Aunque se ha metido a escritor, lo suyo es la pintura. Sin embargo es el libro que presentará hoy Javier Iglesias el que en esta ocasión le lleva a sumergirse en un nuevo proyecto. Su libro es una crítica al lenguaje, a los significados de las palabras que se manipulan. Es tan crítico con ello que considera "que hay palabras que deberían ser patrimonio de la humanidad, que se revisaran permanentemente", dice el artista.

Con estas ideas llega a la Sala Iberoamericana de la Casa Colón, donde cuelga hasta final de mes 32 cuadros bajo un mismo tema con el que titula la muestra: Amorfismo. Aunque lo cierto es que ninguno de sus cuadros tiene un mismo estilo. La define como una exposición nada convencional, por la variedad de elementos que utiliza se considera un pintor ecléctico, sin estilo definido. En esto es un pintor rebelde, "me choca que tenga que haber un sentido", asegura. "El hecho de ver un cuadro y se conozca el artista, el interés es más comercial; el estilo es algo discutible, a lo mejor también en mi obra se podría encontrar un estilo". Gracias al planteamiento novedoso de la exposición, pretende superar el carácter contemplativo y el estilo homogéneo habitual por un discurso diverso y contradictorio. En ningún momento se puede considerar una muestra estilística, tampoco una instalación, "es una propuesta reflexiva sobre el lenguaje", asegura Javier Iglesias. Lo primero que sorprende es la diversidad de planteamientos estilísticos y la renuncia a una cierta uniformidad que conscientemente evita para mostrar la riqueza del protagonista, lo amorfo. "Según la Real Academia de la Lengua, amorfo es la ausencia de forma regular o bien determinada, cuando hay incluso quien la utiliza como un insulto".

La exposición de pintura que viene en llamar Amorfismo, trata de la cualidad de la ausencia de forma en la obra plástica. "Porque la ausencia como la presencia, el tener como el carecer, definen la verdadera identidad de las ideas y las personas". "Somos lo que somos y lo que nos falta", asegura Iglesias.

En su obra quiere significar la poética de la imagen desestructurada, amorfa, "palabra de connotaciones negativas y que, sin embargo, pretendo reivindicar desde una representación objetiva de algunas de sus manifestaciones". Sentencia señalando que "amorfo es una palabra maltratada, que revela la crueldad del lenguaje".

Pretende mostrar un proceso de búsqueda, que en este caso parte de la exploración del mundo de la estética de lo amorfo. Este puede ser un discurso previo del que sacar conclusiones para una obra más uniforme. Tiene, por tanto, un cierto carácter didáctico porque en definitiva se trata de reflexionar sobre el dualismo abstracción-figuración.

La intención de Javier Iglesias ha sido realizar una exposición abstracta sobre el lenguaje en un sentido amplio del mismo, relacionando lo pictórico y lo retórico, lo abstracto y lo figurativo, el lenguaje plástico y el verbal.

En opinión de Javier Iglesias el término abstracto es inconcreto, extenso y tópico, también algo vulgarizado, en él cabe lo amorfo pero también lo formal y, por eso, se centra en la palabra amorfo "que es más concreta; también es extraordinariamente sugerente por su ambigüedad y sus connotaciones de tipo semántico, así como ético en el uso despectivo que a nivel popular se hace de él, estético porque plantea la marginación de la forma y poético porque casi todo lo que nos estremece tiene una figuración amorfa (la inmensidad, la justicia, los sentimientos).

En el recorrido visual por su exposición acompaña de algunas leyendas, en la que invita a la reflexión. El libro del que parte todo, lo presenta hoy, a las 20:00, en la misma sala de la exposición.