Cultura

El Iberoamericano premia a Darío Grandinetti con el Ciudad de Huelva

  • El Festival de Huelva otorga su máxima distinción en su 43 edición al actor argentino

Era cuestión de tiempo que Darío Grandinetti fuera premiado con el Ciudad de Huelva en el Festival del Cine Iberoamericano. Esta edición será finalmente la que le rinda ese esperado homenaje, no por su edad, que sólo tiene 58 años, sino por lo dilatada de su trayectoria y por estar ésta tan ligada a algunos de los directores más destacados del cine que se ha hecho en los últimos treinta años al otro lado del Atlántico, de lo que han salido títulos imprescindibles para la historia del propio Festival de Huelva, aunque también para el imaginario colectivo.

Porque hablar de Darío Grandinetti es hacerlo de El lado oscuro del corazón, película que indiscutiblemente marca su carrera, ligada desde hace ya 25 años a este título considerado de culto en una cinematografía latinoamericana que tiene algunos varios, no tantos como debería.

Hace menos de diez meses que el cine argentino -realmente el iberoamericano... el cine en general- perdió a Eliseo Subiela, director, creador de aquel monumento a la poesía y al realismo mágico. Subiela murió sin llevarse el máximo reconocimiento de Huelva, a cuyo festival estuvo siempre estrechamente ligado, como si de la familia se tratase.

Grandinetti y Subiela también mantuvieron una profunda colaboración desde 1992, además con esa secuela de discutible calidad (El lado oscuro del corazón 2) que pasó con éxito de nuevo por el Iberoamericano en 2000, como antes con Despabílate amor (1996) y con No te mueras sin decirme adónde vas (1995).

El intérprete argentino (Rosario, 1959) debutó en el cine de la mano de otro de los grandes directores de su país, Alejandro Doria, con Darse cuenta, en 1984. Y desde entonces tuvo oportunidad de ser reclamado por destacados cineastas de la época, fijos también en la cita onubense, como Juan Carlos Desanzo, Beda Docampo y Alberto Lecchi, que le ha dirigido en cinco ocasiones, incluyendo El dedo en la llaga (1996) y Operación Fangio (1999), y también el próximo estreno que tiene señalado para el 2 de noviembre, Te esperaré, en el que comparte cartel con Juan Echanove y que podría proyectarse en Huelva como parte de la celebración de su homenaje.

Todos esos títulos, sobre todo los rodados con Subiela, le abrieron las puertas del cine español, en el que ha trabajado, también en varias ocasiones, a las órdenes de Jaime Chávarri (Las cosas del querer: segunda parte, 1995; Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando, 1997; y El año del diluvio, 2004) y Pedro Almodóvar, que le dirigió en Hable con ella en 2002, y repitió el año pasado en Julieta, además de producir en 2014 el bombazo en taquilla que fue Relatos salvajes, de Damián Szifron, del que participó Darío Grandinetti.

El director del Iberoamericano de Huelva, Manuel H. Martín, aseguró ayer, en la nota con la que se dio a conocer el premio, que el actor argentino "representa a la perfección lo que nuestro certamen busca: la conexión con el gran público a través de trabajos llenos de calidad y de reconocimiento".

Puede que Grandinetti busque eso. Porque Oliverio, poeta perdido, homenaje a Girondo, admirador de Benedetti y Gelman, sigue por calles y bares buscando a una mujer que sepa volar.

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