Cultura

Francisco Revuelta regresa a la música “en cuerpo y alma”

  • Cuatro décadas después de lanzar su último disco, el onubense vuelve con ‘Contra Viento y marea’

Francisco Revuelta, durante la entrevista.

Francisco Revuelta, durante la entrevista. / Nedd (Chairi)

Esta es la historia de “un chaval de Huelva que se aficionó a la música”. Le regalaron una guitarra, la aporreó, y compuso su primera canción con 14 años. Participó en el concurso de televisión Música Tres, donde obtuvo una alta puntuación y eso le permitió acceder a una casa discográfica y cerrar un contrato con EMI-Odeón. Se lo tuvo que firmar su padre porque era menor de edad.

Francisco Revuelta lo cuenta mientras toma un café. Disfruta de la palabra y también piensa gozar, al máximo, de su vuelta a la música 43 años después. Lo hará en exclusividad. Atrás deja la docencia universitaria, su desempeño como psicólogo y una intensa trayectoria vital que ahora enriquece su vida artística.

El cantante y compositor que, alentado por su familia, estudió y llegó a segundo de Química, pero después hizo Psicología tras aficionarse a los libros leía en la librería de su primo en Madrid, es “una persona con tendencia a fijarse en los problemas del ser humano”. Y eso es algo que transmite en sus letras.

Pero la personalidad de Revuelta no se entiende sin su trayectoria política. Su interés por este ámbito comenzó en su juventud, cuando tuvo contactos con andalucistas y, aunque el partido aún no existía, al regresar a Huelva y dejar la música entró en el Ayuntamiento como primer teniente de alcalde en el 79, en las primeras elecciones.

Tampoco se entiende su trayectoria sin tener en cuenta que, una vez cerrada la etapa municipal, montó una consulta y además trabajó durante un tiempo en un centro de personas con discapacidad. Hizo, además, el doctorado sobre cuidados intensivos en la cardiopatía isquémica.

Pero también ejerció durante un periodo como director de los servicios culturales de la Diputación, tarea que compaginó con programas de radio y colaboraciones en prensa escrita (actualmente es columnista de Huelva Información). Publicó poesía y entró en la Universidad como docente. Hasta el pasado curso.

Eso sí, siguió con la militancia política, desde el comité ejecutivo del partido y llegó a ser vicesecretario general del PA, encargándose de definir la ideología de la organización. El partido se disolvió y él siguió en la Universidad. Pero ahora, más de cuatro décadas después, vuelve a la música y lo hace “en cuerpo y alma” con su disco Contra viento y marea.

Para explicar el punto de partida de este regreso, Revuelta se remonta al encuentro que tuvo hace dos años en la plaza de las Monjas con Manolo Gualda, antiguo compañero de partido: “Me dijo que su hermano cantaba y que iba a actuar en el Gran Teatro. No pude ir pero más tarde le conocí en Harina de Otro Costal. Me refiero a Jolís”. A partir de aquí, todo vino “felizmente precipitado”.

Imbuido por la chanson francesa y deslumbrado por la guitarra de Nicolás Medina, quien le conminó a regresar a la música, revuelta asistió a un nuevo concierto, en esta ocasión en el Isabel la Católica de Granada. “Este señor también se dedicaba a cantar y lo hacía muy bien”, dijo Jolís durante su actuación refiriéndose al onubense.

En aquellos días, ya durante en un almuerzo con Nicolás Medina, acordaron su vuelta a la música. Medina se iba a dedicar a los arreglos musicales y la orquestación, y Paco se encargaría de las letras y la música.

“Me puse a componer como un loco. Todas las canciones que vienen en el disco, salvo las versiones de Un ramito de violetas y Échame a mi la culpa– son nuevas. Tan sólo he incluido, por conectar con la otra época, la canción Hueles a noche de amor, que tuvo éxito en su día, pero que ahora hemos grabado con nuevos arreglos”, explica.

En la composición de las letras, que en su caso condicionan la música, procuró la “variedad”. Habla del amor en varios de los temas. Sin embargo, la concepción del amor que describe “no es el de la primera etapa, donde hay una explosión hormonal impresionante y pasión”. Y no es que aquello fuera malo, “al contrario, era encantador”. Pero cuenta Revuelta que el amor de verdad pasa por distintas fases y se va complementando con otras cosas.

De hecho, “hay personas que se vuelven adictas al amor porque es como una especie de adicción endógena y buscan nuevas experiencias para estar arriba”. Pero el amor, tal y como insiste, “tiene otras fases posteriores que son preciosas”. En otra canción habla de “cómo una persona va entrando en un bucle de corrupción”. Lo hace desde la ironía y el sarcasmo. Mientras que otro de los temas es “una llamada a la gente”.

“Cuando una persona es víctima, molesta porque te coloca ante un dilema moral: si apoyarla y tal vez tener complicaciones, o no. Y hay un fenómeno que por desgracia ocurre y que es mirar a otro lado. También sucede la búsqueda por parte de la víctima de un motivo que justifique la agresión que sufre de acoso o maltrato”, explica.

La canción se llama Vulgar maltratador y describe a una persona que no mira hacia otro lado. Revuelta la canta con sarcasmo y en ella ridiculiza al maltratador, al que tilda de “machista” y le dice que “no es que esté enfermo y tenga un trastorno, sino sencillamente es otro hijoputa más que sólo piensa en él”. Y mira que “es rarísimo” que el artista diga tacos.

También los desahucios están presentes en el álbum. Porque en una canción describe a alguien que no tenía grandes problemas pero que se topó con “la crisis como un cuervo hambriento”. Al respecto, plantea que para que no haya abusos y haya justicia “tenemos que estar unidos”. Y es que, a su juicio, la acción no se produce por la acción individual y, aunque a veces tenga que haber un líder, lo que verdaderamente tiene peso es “la cuestión social”.

El acoso laboral –con sorna pero con un mensaje positivo– o la necesidad de libertad en el amor (que no se impongan reglas de sexo, edad u otras circunstancias) también tienen su eco en las nuevas letras.

Junto al peso y la importancia de las letras en las canciones de Revuelta, quienes disfrutaron de su música en los años 70, ahora encontrarán en la nueva propuesta del artista un plus: “En esa época en la que era más joven, yo era más tímido y con menos experiencia vital. El pianista japonés Lang Lang dijo ahora sé interpretar mejor el dolor porque tengo más experiencia vital. Y es cierto, para algo debe servir el paso del tiempo. No sólo para ir madurando y restando a tu potencialidad de vida”. Así, ahora considera que ha ganado en interpretación, ya que se mete “muchísimo mejor” en el papel de lo que se dice.

Dispuesto a vivir cada segundo de su vuelta a los escenarios, Revuelta reconoce que conserva la rebeldía de los primeros años, aunque matizada por la madurez y la experiencia. “Algunas cosas creo que hay que hacerlas de otra forma y con otros enfoques, pero mantengo la rebeldía”, señala. Y lo que sigue intacto, claro está, es su amor por la música. Un sentimiento que quiere compartir con su público y las nuevas generaciones.

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