Forajidos de leyenda

Forajidos de leyenda

31 de julio 2011 - 05:00

Utilizo el título de esta película, Forajidos de leyenda (1980), de Walter Hill, en la que aparecían legendarias figuras, siniestramente famosas, de la historia delictiva del Oeste norteamericano, las familias de algunos de los pistoleros más representativos de esa crónica negra que el western, de una u otra forma, ha relatado a veces de forma muy brillante, (algún día debiera ocuparme de esta apasionante filmografía) para referirme a un film actual, que ha dado un giro notable a la monotonía de un verano particularmente abúlico en cuanto a calidad de los productos que llegan a nuestras pantallas, en las cuales destellan con fulgores taquilleros que encandilan a los más impresionables

Les hablo de Blackthorn, en la versión española Sin destino, que especula sobre lo que pudo ser una posible supervivencia de uno de esos mitos legendarios del viejo Oeste americano, Butch Cassidy, que, según los hechos verídicos, supuestamente reconstruidos en la película Dos hombres y un destino (1969), de George Roy Hill, protagonizada por Paul Newman y Robert Redford, había sido acribillado a tiros en Bolivia en 1908 junto a su compañero Sundance Kid. Lo que Blackthorn aventura es que Cassidy no murió allí. Huyó y vivió retirado en un lugar ignorado donde, dedicado a los caballos, intentaba conseguir el dinero suficiente para volver a su origen. El encuentro con un ingeniero español cambió su destino.

Este western europeo, coproducción de España, Francia y Bolivia, rodado y ambientado en el altiplano boliviano, nos muestra dentro de las líneas características de un género tan singular, algunas peculiaridades que en muchos pasajes nos remiten a lo más genuino y auténtico de esta especialidad. Reivindica, a mi modo de ver, la trascendencia de un paisaje con categoría protagonista que es tan evidente en tantas películas del Oeste. El español Mateo Gil, director tan insólito en una película así, cuenta con la colaboración de ese gran fotógrafo que es Juan Ruiz Anchía para engrandecer la relevancia de este importante capítulo en los valores esenciales del film.

No cabe duda de que la composición de las imágenes y la disposición estética de la fotografía, adquieren en la realización valores fundamentales que autentifican los propósitos de la dirección y la puesta en escena. En la sublimación de este género épico, Mateo Gil, parece como si hubiera querido añadir algo al western, que siempre es posible, pero cuya perspectiva en este caso resulta notable. De nuevo son dos hombres y un destino, pero no son el mismo. El que protagoniza Butch Cassidy, ahora llamado James Blackthorn, tiene una trayectoria meditada y definida. El del joven ingeniero es distinto trata de huir del albur que el mismo se ha fijado.

Y es necesario destacar la valiosa contribución de Sam Shepard en su trabajo protagonista. Dramaturgo, actor, músico, cineasta, un auténtico outsider, personalidad distinguida de la contracultura de los años sesenta, premiado con el Pulitzer y nominado al Oscar, hace de su interpretación la asunción legítima de una leyenda, de un mito en aura crepuscular conmovedora, ennobleciendo una película que demuestra que también el cine europeo, en este caso un cineasta español, puede afrontar muy dignamente un género que parecía reservado exclusivamente a la cinematografía estadounidense.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último