'Follies' da la sorpresa en los Max
El espectáculo del Teatro Español y Mario Gas logra todos los premios a los que optaba, seis
El abrumador número de candidaturas que habían atraído sus últimos montajes -nada menos que 16, divididas entre tres obras, De ratones y hombres, con 12; Juicio a una zorra, con 3, y El inspector, con 1- señalaba a Miguel del Arco como claro ganador de los Premios Max, aunque finalmente la noche no estuvo de parte del autor de La función por hacer, quien tuvo que conformarse con dos galardones para De ratones y hombres, los correspondientes a la escenografía e iluminación. Follies, la deslumbrante versión del musical de Stephen Sondheim que estrenó Mario Gas en el Teatro Español, fue la triunfadora con seis distinciones, todos los premios a los que aspiraba, los de mejor espectáculo musical, dirección de escena, dirección musical, figurinista, actor principal (Carlos Hipólito) y actriz de reparto, una llorosa y casi enmudecida Asunción Balaguer que protagonizó uno de los momentos más emocionantes de la gala. Mario Gas, que ya fue galardonado hace años por su labor en Sweeney Todd, bromeó con la perspectiva de emular a John Ford. "Igual que él decía después de presentarse que dirigía westerns, yo voy a decir: Hola, soy Mario Gas y dirijo musicales", dijo un creador versátil que cuando corre mejor suerte es en su acercamiento a un género que, como celebró Carlos Hipólito, es "hermoso, difícil y que cada vez se hace mejor en España".
Gas, que dedicó su premio como director a su "amigo del alma Constantino Romero", también recordó una frase de Vittorio Gassman, "yo ya tengo todo el futuro a mis espaldas", en referencia a todo el porvenir que tenían todavía sus contrincantes, Miguel del Arco y Alfredo Sanzol. Este último confirmó que su irrupción en la escena es uno de los acontecimientos más felices que le han ocurrido al teatro español: En la luna obtuvo tres Premios Max, los de mejor espectáculo de teatro, autor en castellano y actor de reparto, Juan Codina.
El palmarés también reservó un hueco destacado para Tacita atacita, con la que estos premios otorgados por la Fundación Autor y la SGAE reconocieron el talento de Teresa Nieto. Su montaje se impuso en los apartados de mejor espectáculo de danza, mejor coreografía, mejor intérprete femenina de danza (la propia Nieto) y mejor intérprete masculino de danza, el granadino Manuel Liñán. Otros andaluces, Laví e Bel y Emilio Goyanes, candidatos por Cabaret Popescu en las categorías de mejor espectáculo musical y mejor dirección musical, no pudieron materializar sus opciones.
La presencia andaluza vino también de la mano de Álex O'Dogherty, un ameno maestro de ceremonias que imprimió al desarrollo de la gala un tono optimista que intentaba acallar las voces de la adversidad. "Sí que se puede", cantaba en un pegadizo estribillo tras narrar la historia de una amiga que había desistido tras los obstáculos encontrados al montar una compañía. Tampoco el sevillano Antonio Onetti, presidente de la Fundación Autor, quiso caer en su discurso en el victimismo y re cordó una máxima de su amigo Roberto Bodegas, "hagamos cosas bonitas, pero prohibido quejarse".
Ni las grandísimas Blanca Portillo (La vida es sueño) y Carmen Machi (Juicio a una zorra) pudieron con la veterana Amparo Baró, mejor actriz protagonista por Agosto. La vida es sueño no se fue de vacío: Juan Mayorga fue premiado por su adaptación del clásico.
Baró no acudió a recoger su premio, pero fue Ana Diosdado, Max de Honor, quien aportó la sabiduría de la experiencia y animó a los trabajadores de las artes escénicas, "la más antigua y sagrada de las ceremonias". La actriz y dramaturga dijo que "sí que se puede, claro que sí. Siempre hemos podido, desde hace miles y miles de años".
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