Villablanca, en el Andévalo Occidental, desde donde se divisa el Océano Atlántico y las puestas de sol sobre la vecina Portugal ponen un broche a cada día, ha vuelto tras tres años a celebrar uno de los más importantes eventos culturales del verano onubense, el Festival Internacional de Danzas. La danza regresó el jueves al escenario de la Plaza de la Constitución para el disfrute de casi mil personas que pudieron sentir muy de cerca el folclore de Europa, América y África.

Villablanca, el mundo en un escenario, es un lema que luce a gala este municipio, desde donde es posible sentir y vivir la historia y la cultura viva de los pueblos de los más recónditos lugares del mundo, llegados hasta aquí gracias al respeto y fomento de las tradiciones que se viven entre su gente y por cada calle del pueblo. Este germen ha hecho posible que este evento cultural perdure y sea una cita obligada de cada finales de agosto.

Su director, José Manuel Zamora de la Cruz, alcalde de la localidad, resalta en cada intervención la implicación y participación del pueblo con este evento. Prueba de ello es el nutrido grupo de voluntarios del festival, un grupo de sesenta jóvenes de la localidad que representan uno de los pilares fundamentales en el desarrollo de esta actividad cultural.

Y a la vez que tenía lugar esta cita en Villablanca, en Almonaster, se disfrutó de la actuación de uno de los grupos del Festival, el procedente de Perú, gracias a la colaboración entre los ayuntamientos de Almonaster la Real y Villablanca. Esta colaboración que viene de años atrás es fundamental para lograr que la danza y el patrimonio inmaterial que supone el festival puedan ser disfrutados y compartidos con públicos de otros puntos de la geografía onubense.

En este marco de colaboración también ha sido posible acercar la danza a Palos de la Frontera para disfrutarla este viernes en Zalamea la Real, el sábado en Villanueva de los Castillejos y el domingo 28 en Bonares.

Este viernes a partir de las 22:30, Villablanca subirá el telón para disfrutar de grupos de folclore procedentes de Bosnia, Perú, Indonesia, Senegal y México. Villablanca, el mundo en un escenario, es una realidad. Un lugar donde la danza no solo se vive estos días, sino que está latente y marca sus tiempos. Al son de la flauta y el tamboril se inauguró el Festival y los mariachis mexicanos pondrán un broche de oro para seguir haciendo de la cultura una realidad y una necesidad. Villablanca, tierra de danzas, les espera en esta nueva cita.