La actriz francesa Annie Girardot murió ayer en París a los 79 años, según anunció su familia. Girardot, cuya carrera tuvo su apogeo en los años 70 y que sufría de alzhéimer desde hacía varios años, se convirtió en su país en un símbolo de la lucha contra esta enfermedad tras aceptar participar en el documental Ainsi va la vie [Así va la vida], dirigido por Nicolas Baulieu.

La actriz se mantuvo profesionalmente en activo hasta 2007, cuando trabajó a las órdenes de Élisabeth Löchen en Christian. Antes, Girardot se puso a las órdenes de Luchino Visconti en un título clásico del cine, Rocco y sus hermanos, de 1960. Amigos de la intérprete, como los directores Claude Lelouch y Jacques Audiard, con quienes también trabajó, recordaron emocionados su perfil humano. "Estaba constantemente en la emoción, era totalmente auténtica. Estaba en lo esencial, ahí donde tenía que estar, en el corazón de su público", dijo el primero. En 2001, Girardot interpretó uno de sus últimos grandes papeles en La pianista, de Michael Haneke, por el que obtuvo el tercer César de su carrera, en esa ocasión a la mejor actriz de un papel secundario, al igual que en 1996 por su papel en Los miserables, de Lelouch. En 2005 repitió con Hanake en Caché (Escondido).