Eterno Niño Miguel entre olivos
Una estatua recuerda desde ayer al guitarrista junto a la Peña Flamenca de La Orden
Tomatito, sobrino del genio onubense, apadrina la inauguración en el arranque del certamen
Huelva/El mundo del flamenco miró ayer al cielo. Volvió a escuchar, a recordar y a saborear lo que quedó impregnado, en cada rincón de Huelva, de uno de los más grandes. El mundo del flamenco volvió a llorar a las cuerdas de una guitarra que sigue sonando en el corazón de cada uno. Volvió a mirar a los ojos al que siempre estuvo y nunca se fue. Al que se quiso como a nadie. Y es que hablar de Huelva es hablar del Niño Miguel.
El artista recibió ayer un reconocimiento perpetuo con la presencia de centenares de personas. Gente del flamenco, familiares, peñas, representantes políticos y amantes del sonido de su guitarra, no quisieron perderse una cita que se hacía esperar desde hace años. Un monumento al Niño Miguel, obra de Sergio Sánchez, en la plaza que lleva su nombre, junto al Parque de los Olivos y la Peña Flamenca de La Orden, fue inaugurado en la tarde de ayer. Todo comenzó con una idea en 2009 y que el pasado mes de diciembre fue acordado, por unanimidad en el Ayuntamiento, que el barrio de La Orden y Huelva hiciese este reconocimiento al Niño Miguel, referente inconfundible en manos de una guitarra en el mundo del flamenco.
"Un genio al que quisimos mucho en la misma medida, que seguramente, no lo supimos querer", explicó el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, quien señaló que era "una persona de la que nos sentíamos orgullosos porque tocaba la guitarra rota y con dos cuerdas, cuando teníamos que haber procurado que la tocara con las seis cuerdas". Asimismo, el alcalde de la ciudad recordó que el Niño Miguel fue una persona cuyo escenario favorito fue la calle y las plazas de Huelva, "cuando eran otros los lugares donde tenía que haber derrochado el talento, el arte y el duende que tenía, porque lo tenía".
Cruz no quiso perder la ocasión para agradecer y reconocer la labor de Sergio Sánchez, "es enorme. Basta con mirarlo para reconocer la determinación, el orgullo, la mirada, la que tenía el Niño Miguel. Esa mirada que buscábamos todos para que nos tocara".
El de ayer fue un acto emotivo a las puertas de la Peña Flamenca de La Orden. Las sillas de enea recrearon un ambiente perfecto para una cita que se encuadró en el programa de la segunda edición del Festival Flamenco Ciudad de Huelva. Y el ambiente paladeó unos versos al artista, fandangos de Mario Garrido y Andrés El Lepe, con Antonio Vega (hermano del Niño Miguel) y Joaquín Serrano a la guitarra, y unos acordes finales de Tomatito, sobrino del Niño Miguel. También, un ramo de flores que entregaron a la mujer del artista se colocó sobre la estatua a su marido.
"A la hora de plasmar a Miguel he intentado, no solamente reflejar al genio de la guitarra sino también reflejar al personaje de la ciudad", explicó el autor de la obra, Sergio Sánchez. "Se han cogido las medidas de su volumetría facial real" y quiso Sánchez que el resultado final fuera "el arquetipo que todos tenemos en nuestra retina". El monumento tiene dos relieves laterales, uno con una chica que baila flamenco y el otro con un cantaor. Sánchez señaló que la fundición estima que se han empleado unos 295 kilos en bronce.
"Era un genio indiscutible. En el mundo entero de la guitarra se ha quedado en la historia para todos los aficionados. Damos gracias a Dios de que existió", comentó el sobrino del Niño Miguel, Tomatito.
Todavía resuenan sus acordes en cada esquina, en cada plaza. Todavía es protagonista en conversaciones de recuerdos. Todavía se estremece la marisma con el temblor de sus cuerdas. Todavía suena el don del Niño Miguel y desde ayer, más que nunca.
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