donde habita el arte

Espacios para el ansia de libertad

  • Trastero Bar. La apuesta del ocio por la cultura se confirma en un clásico reciente del centro capitalino con la segunda temporada de la tertulia Dispar-Arte que acaba de terminar

Llevaban un tiempo los propietarios de este bar de copas queriendo darle un toque cultural a su oferta para distinguirse entre las habituales propuestas del sector en la ciudad. Y fue ahí donde tres poetas onubenses se encontraron para abrir hace poco menos de dos años uno de los espacios más interesantes en la Huelva cultural de la actualidad. Suya es una programación diferente: ecléctica, fuera de lo común, atractiva por sí sola y nunca sin lugar para la indiferencia. Es la Tertulia Dispar-Arte, en el Trastero Bar, uno de los referentes, pocos que ya quedan, en la noche de estos últimos 25 años en la capital.

La apuesta es reciente pero el entorno favorece. Más allá del bullicio de las noches del fin de semana hay un local que aspira a la consideración de antro. Vaya por delante el significado más positivo, el que acompaña a esos contenedores de almas con inquietudes en busca del encuentro con semejantes, en esa común consideración que sólo encuentran quienes comparten sorbos graduados en el rincón de un habitáculo que invita a acortar distancias entre mesas y favorecer el intercambio social, ahora en extinción.

La fuerza de los materiales de la tierra, la madera onmipresente, los estímulos a la memoria que decoran la estancia, consiguen un rincón muy especial en todo un ala del bar, con esa puerta de acceso directo que es la de la calle La Fuente, convertida en telón de esas noches que, entre semana, ya son más especiales que nunca.

A Francis Vaz y Miguel Arias, ahora con Estela Rengel, les encomendaron poner en pie un programa de actividades que se hizo carne con la Tertulia Dispar-Arte en octubre de 2016. Lo hizo planteado como espacio para la libertad y, sobre todo, para el debate: una herramienta para promover el diálogo entre invitados y público, convirtiendo a ambos, a distinto lado del escenario, en protagonistas y creadores; en este caso, del juicio crítico que en todos los campos de la cultura tratan de alentar.

Ese espíritu vaga por el bar en esas noches -de jueves el primer año, de lunes, éste ahora- para favorecer prodigios de la participación cultural como el que llevó a prolongarse hasta bien adentrada la madrugada una actuación de música antigua, con el dúo Alzir, y con lectura crítica de El Quijote de la poeta Carmen Ciria. Y, sí, en un bar de copas.

La música está muy presente en el Trastero y se nota en su propia adorno. En su programa cultural siempre va más allá e igual incluye piezas de varios siglos atrás, que las más alternativas o inusuales. O pequeñas delicatessen, como los portugueses Jazz Manouche, que arrastraron público hasta lograr un lleno que desbordó cualquier previsión inicial.

Otra de esas grandes noches llenas de público (más de 250 personas, calculan) tuvo como razón de ser el homenaje de la cultura onubense al poeta y escritor riotinteño Juan Cobos Wilkins, que aportó toda su magia al local aquella noche de marzo.

Esa disparidad de la que presume la tertulia cultural del Trastero también se nota en las actividades escénicas. Es ese otro fenómeno mágico que dejan las sesiones de teatro hablado, recitado, con momentos memorables a la luz del flexo. O el no va más que logró hace pocas semanas la compañía onubense Tiflonuba, con nueve actores sobre esta tarima en la que tantas colillas se apagaron en el pasado y que ahora mantiene un halo tabernario que enriquece cualquier propuesta, ya nunca más fuera de lugar.

Porque igual se organizan debates propios de La Clave de Balbín, que una noche aparece un gran poeta independiente, como David Benedicte, o uno de los mejores críticos literarios del país, que es Eduardo Moga. Y lo hacen con sencillez extrema, sin caché pese a los kilómetros y horas de coche particular, en algunos casos. Todo por encontrarse con un público cada vez más sabio, rendido a la evidencia de la diferencia, de este programa alternativo, ajeno a lo oficial, a las instituciones, y sin más patrocinio que el del propio bar, ejemplo de esa nueva conciencia benefactora entre el sector privado, entre los empresarios, abanderados en gran medida del nuevo renacimiento cultural en la Huelva de ahora.

Se felicitan los programadores por ese apoyo incondicional, libre y sin injerencias. Dicen que es la clave para propiciar este nuevo espacio para el diálogo, el debate y la reflexión en la ciudad, abierto siempre a nuevas ideas y sugerencias. Sólo mantienen la máxima de un criterio consensuado por la calidad de los invitados. Nada que no se pueda hablar.

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