Emocionado reconocimiento a José Torres, actor pionero en el cine europeo más humilde
El venezolano recibe el Premio Ciudad de Huelva de manos de su hija, la actriz Arlette Torres


Emoción, mucha y de la auténtica, se sintió ayer en el Gran Teatro, en el homenaje al actor venezolano José Torres. Suyo fue el segundo Premio Ciudad de Huelva del 41 Festival de Cine Iberoamericano, entregado por su hija en el escenario, también actriz, Arlette Torres. Pero más allá de ese guiño familiar, el veterano intérprete, a sus 90 años, mostró su agradecimiento sincero por el tributo. Con la misma humildad con que llegó a Europa a finales de los 60 para ser parte importante de ese otro cine, tantas veces maltratado y olvidado: los espaghetti western de producción italiana y escenarios españoles. Por eso el galardón es perfectamente atribuible a todos cuantos también contribuyeron a hacer grande este arte con escasos medios y pretensiones. Y de eso sabe bien Iberoamérica.
"Gracias a todos los soñadores que cuentan historias de imagen, movimiento y luz", dijo José Torres emocionado tras recibir la estatuilla de su hija. "Gracias a la ciudad de Huelva por estas caricias -continuó con la voz entrecortada- que dan más vida a mi vida y que voy a llevar por siempre en mi corazón".
Su hablar pausado, sentido en todo momento, procurando dominar la emoción y reiterando su gratitud eterna, caló hondo entre el patio de butacas, que probablemente vivió uno de los momentos más emocionantes de los últimos años con un homenajeado.
Lástima que la organización no haya hecho más auténtico el reconocimiento programando un ciclo con alguna de sus películas, como Yo y Dios, de Pasquale Squitiari, cuyo papel protagonista le dio el premio más importante de su carrera hasta ahora en el Festival de Cine Neorrealista Laceno d'Oro.
Pero el actor venezolano fue el protagonista absoluto. Su hija Arlette aseguró entre lágrimas que de él heredó "la perseverancia, la humildad, la paciencia y las ganas de trabajar en este oficio". Y buena parte de esas cualidades se vieron ayer en el escenario, muestra de un hombre sencillo, de un verdadero obrero del cine, como tantos otros anónimos que también hicieron suyo su homenaje.
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