Día grande de la Virgen de Consolación

A las 21:00 de esta noche arranca la subida de la imagen mariana hacia su ermita

Imagen del pasado 25 de agosto, cuando se celebró la bajada de la Virgen.
Imagen del pasado 25 de agosto, cuando se celebró la bajada de la Virgen.
Dani Gómez

08 de septiembre 2013 - 05:00

La Hermandad de Nuestra Señora de Consolación de Cartaya concluye hoy los actos que en honor a su titular inició el viernes 23 de agosto con el tradicional traslado de la imagen de la Virgen desde su camarín al paso a hombros de sus rematantes. Un acto que tuvo lugar en la ermita de su mismo nombre, y al que prosiguió (el domingo 25 del mismo mes) la procesión de bajada de la Virgen desde dicha ermita hasta la parroquia de San Pedro Apóstol, en la que permanecerá hasta hoy, cuando los cartayeros celebren su día grande.

Durante todo este tiempo, la Virgen de Consolación ha sido objeto de veneración mediante la celebración, entre los días 31 de agosto y ayer, de la tradicional y por dos veces centenaria novena que el pueblo de Cartaya le dedica todos los años, y que en esta ocasión incluyó el rezo del rosario, una misa con homilía, el propio ejercicio de la novena y el canto del himno a la virgen. Ocupó la sagrada cátedra Juan Pablo Domínguez Teba y cada día participaron las distintas hermandades de la localidad, así como varios colectivos e instituciones vinculados a la hermandad.

El pasado viernes tuvo lugar el rosario, durante el que el simpecado de la Virgen recorrió las principales calles del pueblo. Contó con el acompañamiento musical del coro Paz y Misericordia, que interpretó los misterios del rosario y coplas de campanilleros.

Ayer, como preludio del día grande de la Virgen, se celebraron a las 20:00 las vísperas con exposición mayor y procesión claustral del santísimo sacramento por las naves del templo cartayero. Acompañó la celebración de ese último día de novena el dúo de soprano y órgano del grupo de cámara Santa Cecilia de Sevilla.

Los cultos se iniciarán hoy a las 12:00 con la función principal, que estará presidida por el párroco de Cartaya y director espiritual de la hermandad, Manuel Domínguez Lepe. La predicación corresponderá a Juan Pablo Domínguez Teba y la capilla musical será interpretada por voces, órgano y cuerdas del grupo de cámara Santa Cecilia, que ofrecerá un escogido repertorio en el que se incluirán los recuperados Gozos de la Virgen. Participarán hermandades e instituciones tanto de Cartaya como de las localidades vecinas.

Ya por la tarde, a las 20:00, tendrá lugar la misa de despedida de la Virgen del templo cartayero para, a continuación, sobre las 21:00, dar inicio a la procesión de regreso a su ermita, popularmente conocida como la subida de la Virgen.

Formarán parte del cortejo las hermandades hermanadas, las hermanas de mantilla y las autoridades civiles y militares de Cartaya, cerrando la comitiva la agrupación musical de La Algaba. El recorrido será el tradicional: plaza Redonda y calles De La Plaza y Santa María de Consolación, cuyos vecinos engalanarán un año más sus balcones.

Entre el fervor popular, los cohetes y los fuegos, la Virgen llegará de nuevo a su ermita, donde tendrá lugar la arraigada tradición de la Puja de las Maniguetas para portar el paso en su entrada a la misma. Posteriormente, tras el fervorín del predicador y el canto del himno, se darán por concluidos hasta el año próximo los cultos que Cartaya dedica a la Virgen de Consolación. En el apartado de novedades, la hermandad apuntó que este año destacaron el nuevo dosel de damasco rojo y caídas laterales de terciopelo burdeos para el altar de novena, así como los faldones de damasco burdeos para las andas usadas en el traslado al paso de la Virgen. También se estrenan durante los cultos nuevos reposteros para el exorno del recorrido de la virgen, realizado todo por un grupo de hermanas.

Del mismo modo, la Virgen estrena una casulla blanca de tela valenciana del siglo XVIII, un pecherín en tul bordado en hojilla de oro y puños de encaje, así como la ropa interior del niño, todo donado por un anónimo. También estrena el niño un sillón en madera de caoba de estilo isabelino realizado y donado por Manuel Ponce Jiménez. Del mismo modo, la familia Acevedo-Rebollo ha donado unos pendientes alfonsinos de oro y aljófares, y un donante anónimo unos pendientes de oro y topacios del siglo XIX.

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