Toros

Curro Díaz y David de Miranda, a hombros en Cortegana

  • La terna estuvo muy por encima de una mala corrida de Sobral

  • Paco Ureña también logra un trofeo ante el primero de su lote con una buena entrada de público

Había apretado para los adentros la corrida de Sobral. Hasta el tercero, donde Miranda meció con apresto el capote para ponerle campanillas a la tarde, ninguno de sus compañeros había tenido opción en sus respectivos. La corrida no se dejaba. La preciosa estampa de un encierro bien presentado en carnes y estampa se recreaba mirona ante los engaños y porfiona con los banderilleros. Mentirosos totales y parados sin remedio para el tercio final. Este tercero sin embargo dio alas a pensar que los buenos iban quedando dentro y Miranda presintió que el esfuerzo con él le podía dejar rédito a poco que el castaño de Sobral aceptara el reto de ese toreo sincero en colocación y cite que el de Trigueros le ofreció en todo momento. Valiente, poderoso y con mucha verdad, el diestro iba enderezando para el tendido una tarde que hasta el momento había sabido a poco. Pisándole ese sitio complicado que tienen los toros sin entrega se fue haciendo con las riendas de otro toro mentiroso sin fondo ni clase que terminó por echárselo a los lomos aunque sin consecuencias. Mucho torero para tan poco toro. Intuyó el de Trigueros que el sexto tenía otro aire y se embraguetó de verdad en ese saludo de capote. Derribo aparatoso del varilarguero Paco Félix, sin consecuencias graves.

Parecía que Miranda tenía a su cargo lo mejor de una mala corrida de Sobral pero el destino llegó en forma de fuerte voltereta para el animal, que derrengado de los riñones bregaba sin pujanza ante la dispuesta muleta de su matador. Con esos mimbres atinaron las templadas formas toreras del onubense a montar una faena importante donde entran muletazos de mucho mérito echando el pecho por delante y fijando las zapatillas sobre el albero. Duró poco el animal pero a Miranda ya le había dado tiempo de que el tendido le reconociese valiente y mandón en ese terreno de cercanía en los pitones con el que abrochó su tarde.No había mucho que enseñar de Curro ante un animal que fue de lo más malaje del encierro. Para defensa central hubiese servido ese primero que regateaba y achicaba espacios. Era de manual y Curro se lo había estudiado. Abrevió y el tendido finalmente guardó silencio.En el cuarto, otro toro distraído y cazando en cuanto podía, el torero apañó disposición para no dejarse ir la tarde. Mentira y genio en un animal al que acabó trajinando esa muleta estilosa y artista de Curro en dos series con la diestra donde pudo encontrar la ligazón en su labor y por ende la conexión con el tendido. La rotunda estocada cobró sin puntilla al toro y la Puerta Grande para el torero.Ureña se justificó con creces ante un lote muy parejo en cuanto a su condición de parados. Dispuesto el murciano que aunque fuese de uno en uno fue juntando frente a su primero momentos interesantes con la diestra, mano con la que en dos series finales llegó a encontrar algo de continuidad en la embestida.La disposición con la que Ureña buscó las vueltas al quinto fue intensa. Mas otro toro sin fondo ni raza le dejó con pocas opciones. La apariencia de faena y de ganas sólo la puso el torero aunque no llegó a firmar contundentemente con la espada y el mérito quedó en ese saludo desde el tercio.Arrastrado el sexto, resoplaron las cuadrillas mientras dos de sus jefes se iban a hombros. La tarde fue de ajustar cuentas y Sobral pagó con el crédito de aquella extraordinaria corrida que antaño le cantamos en esta misma plaza. Aquí no se debe nada. Borrón y cuenta nueva

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