El escritor Juan Cobos Wilkins presenta su nueva novela, Pan y Cielo (editorial La Isla de Siltolá), a las 20:00 de esta tarde en la Biblioteca Pública de Gran Vía. El acto de presentación contará con la participación de la cantaora Rocío Márquez y la periodista Elena Oliveros. Con motivo de la aparición de Pan y cielo, Huelva Información adelanta a sus lectores el primer capítulo e información sobre esta obra, su tema y el autor.

Se trata de una novela muy esperada tanto por los ocho años transcurridos desde la anterior, como por el tema que aborda. El autor, una vez más, vuelve a poner sus ojos en nuestra tierra y en un suceso histórico muy peculiar. Si en la famosa El corazón de la Tierra fueron Riotinto y la tragedia de 1888, el Año de los tiros, los protagonistas, en esta ocasión, lo son Trigueros y la sorprendente afiliación de su patrón, san Antonio Abad, al sindicato obrero UGT.

Aunque la novela se desplaza por el tiempo y se desarrolla a lo largo de años, el escritor sitúa el núcleo de la acción en 1932, cuando está en vigor la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas que declara a las procesiones y a los entierros manifestaciones de carácter público para las que se requiere autorización gubernativa.

La afiliación de san Antonio Abad a la UGT tuvo eco en prensa. En El Liberal de Sevilla o en la popular revista Mundo Gráfico, por ejemplo, aparecieron artículos y reportajes sobre el inaudito tema, pero la noticia voló más lejos y más alto y alcanzó otros inesperados horizontes: el suceso del santo sindicalista llegó hasta el mismísimo Congreso de los Diputados, presidido entonces por Santiago Alba.

En la sesión celebrada el día 16 de enero del año de 1934, el diputado en Cortes Cano López realizó una intervención sobre la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas, ilustrando su parlamento con el caso concreto de la procesión de san Antonio Abad en Trigueros.

El Diario de Sesiones de Cortes recoge sus palabras: "Como laicos no podían celebrar la procesión, pero inventaron un truco, que fue coger a san Antón Abad y hacerle socialista, le inscribieron en la UGT y le dieron un carnet (risas de los diputados) en que figura con los siguientes datos: Afiliado número 1, nombre san Antón, profesión, santo. Y le declararon socialista y salió la procesión." Y hasta el propio ministro de la Gobernación, Rico Avello, intervino y terció en el tema.

Con estos hechos ciertos, Cobos Wilkins construye una obra muy original que resulta un microcosmos especular y simbólico de la situación del país no sólo en aquellos años de la Segunda República sino que, actual, proyecta su reflejo hasta la actualidad, deviniendo en inusual y necesaria parábola de convivencia y respeto, de tolerancia y libertad.

Uno de los aspectos más destacados y llamativos de Pan y c ielo es la libertad creativa, sin corsés ni barreras, con la que heterodoxamente se ha movido el autor, haciendo que, de forma asombrosa, la acción tenga lugar en la tierra y… en el cielo.

La cuidada editorial La Isla de Siltolá, que dirige el poeta y traductor Javier Sánchez Menéndez, inaugura su colección de narrativa con esta obra de Juan Cobos Wilkins. El escritor onubense -tras la publicación de dos libros de poemas (Biografía impura, Premio de la Crítica de Andalucía, y Para qué la poesía, Premio Torrevieja), el libro de relatos La soledad del azar, y la obra de piezas teatrales breves Mysterium- regresa a la novela con Pan y Cielo, una obra largamente gestada y a la que ha dedicado los últimos años.

"Es una novela que dará mucho que hablar -considera la editorial-, es sorprendente, atrevida, con diferentes y ricas capas de lectura y abierta a sugerentes interpretaciones. Escrita con despliegue de registros literarios, los lectores se adentrarán en un terrenal y celestial juego de emociones. Ironía, humor e imaginación transgresora son algunas de las variadas cartas que maneja Cobos Wilkins".

El autor asegura que "los lectores que han leído El corazón de la Tierra y El mar invisible conocen de mí un registro literario que, obligado por los duros temas de ambas novelas, era necesariamente dramático, pero yo no me paso el día como El Pensador, de Rodin, sosteniendo sobre mi nuca La náusea, de Sartre, y latiéndome en el corazón El extranjero, de Camus; quienes me tratan saben de mis nupcias con la imaginación y de mi sentido del humor, y en Pan y Cielo he abierto senderos para transitarlos literariamente".

No obstante, el riotinteño apunta que, "junto a la sonrisa que pueda aflorar y al alado vuelo de la fantasía, las páginas de este libro están minadas con cargas de profundidad de materiales diversos: La sociedad, la convivencia, la religión o la política". La novela es, por lo tanto, "un artefacto literario con muchas caras, resulta muy poliédrica."