Cultura

Cine ruso

Salón de Actos de la Caja Rural del Sur.- Título original: 'Letiat jouravli'.- Producción: Rusia, 1957.- Duración: 97 minutos.- Dirección: Mikhei Kalatozovsky.- Guión: Viktor Rozov.- Fotografía: Sergei Vaynberg.- Música: Moisey Vayneberg.- Montaje: Mariya Timofeyeva.- Intérpretes: Tatiana Samoilova, Aleksei Batalov, Vasili Merkunyev, Aleksandr Shvorin, Svetlana Kharitonova, Konstantin Nikitin, Valentin Zubkov, Antonina Bogdanova, Boris Kokovkin

No cabe duda que, admirados por la ejecutoria grandiosa y admirable de los grandes maestros del cine soviético desde el punto de vista estrictamente cinematográfico, y haciendo abstracción de su trasfondo político, Kuleshov, Pudovkin, Eisenstein, Kózintsev..., nos viéramos sorprendidos por una cinematografía renovadora y abierta a una difusión más universal y revisora, como la que representó, entre otras palículas, por ejemplo, Cuando pasan las cigüeñas (1957).

Este drama antibelicista que marca toda una época en el cine de la mitad del siglo pasado, hito de la cinematografía rusa, acreditada por la consecución de la Palma de Oro en el Festival de Cannes y el reconocimiento unánime de la crítica y el público del resto del mundo, tuvo un principal responsable de esa admiración, su director, Mikhei Kalatozov -podrá verlo escrito de diversas formas, como suele ocurrir con los nombres y apellidos rusos-, a quien tantos elogios lisonjeros dedicaron realizadores como los estadounidenses Martin Scorsese y Francis Ford Coppola.

Lo que el film no cuenta es como la guerra separa a los amantes Veronika y Boris, que resulta gravemente herido en el frente. A pesar de no recibor noticias sobre él, ella sueña intensamente con sus regreso a Moscú coincidiendo con la llegada de las cigüeñas. Pero durante la espera, Veronika es violada por el hermanastro de Boris, con el que se casa a su pesar.

Es evidente reconocer en el trabajo del director Mikhei Kalatozov una coherencia estética verdaderamente notable y un desarrollo narrativo modélico, que se engrandece con una planificación no muy habitual, con encuadres de una categoría poco frecuente en la época, casi todos desde el puntode vista subjetivo, así como en la utilización de la grúa, ágilmente movida en algunos de los pasajes más significativos de la magnífica puesta en escena. Quizás cabe objetar algunos movimientos un tanto compulsivos así como el ritmo del relato, propios todos ellos, por otra parte, del cine soviético, esto es lo propio de la época .Pero en general la fotografría, elemento destacado del film, es tan sobria como afortunada.

Otro aspecto que enmarca la calidad de la película es la interpretación, singularmente en la actuación de la protagonista, Tatyana Samoilova, de una matización dramática impresionante expuesta especialmente en los primeros planos. Una joya del cine.

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