Cultura

Cartaya celebrará los Aleluyas el Domingo de Resurrección

  • La Hermandad de Nuestra Señora de Consolación recuperó en 2012 esta tradición, protagonizada por niños

Los locajos o cencerros, las esquirlas, los almireces, las campanillas y los cascabeles volverán a sonar un año más por las calles de Cartaya el Domingo de Resurrección con la celebración de los tradicionales Aleluyas a la Virgen, que organiza la Hermandad de Nuestra Señora de Consolación de la localidad costera.

Una costumbre que se había perdido hace ya más de medio siglo y que la junta de gobierno de la hermandad de gloria cartayera recuperó en la Semana Santa de 2012. En la misma, los niños de la localidad anuncian la resurrección del Señor por las calles del municipio el Domingo de Resurrección.

La Hermandad hace un llamamiento a la participación de todos aquellos menores que este año van a hacer la Primera Comunión, así como al resto de niños y padres de la localidad ya que "tratándose de un acto dedicado a los más pequeños es nuestro deseo que participen todos los padres con sus hijos, sea cual sea su edad".

Según la hermandad, el acto "en esencia es el mismo que recuerdan nuestros mayores", iniciándose el cortejo de niños desde la parroquia de San Pedro Apóstol de Cartaya a las doce del mediodía, tras la Misa de Resurrección. Como antaño, los niños anuncian la Resurrección del Señor tocando instrumentos tradicionales como locajos o cencerros, almireces, esquirlas, cascabeles o campanillas, y entonando los viejos versos cuyos ecos aún resuenan en la memoria de los más mayores del pueblo: "¡Aleluya, Aleluya, / la Virgen María /que resucitó el Señor / a las diez del día!"

De esta forma recorrerán la plaza Redonda y las calles De La Plaza y Santa María de Consolación, antes de finalizar a las plantas de la Santísima Virgen de Consolación, en la ermita de su mismo nombre, ubicada a las afueras del casco urbano.

La hermandad indica que "después de más de cincuenta años se ha recuperado y consolidado una de las expresiones populares más significativas y tradicionales de nuestro pueblo, manifestación espontánea de la gente sencilla para expresar la alegría de la Resurrección".

Del mismo modo señala que no se tiene constancia cierta sobre los orígenes de esta vieja costumbre por no haberse encontrado referencias a la misma en los libros de actas de la propia hermandad ni en el archivo parroquial, cuyos documentos anteriores a la Guerra Civil fueron destruidos en 1936. No obstante, por testimonios orales, se sabe que durante la República y la Guerra Civil esta tradición no se llevó a cabo, retomándose posiblemente a partir de 1940, tras el estreno de la nueva imagen de la Virgen de Consolación en Cartaya. La costumbre se mantuvo hasta 1956, aunque celebrándose originariamente el Sábado Santo, cuyo carácter glorioso cambió por completo para trasladarse al Domingo de Resurrección tras la reforma litúrgica acometida por Pío XII. Hecho que posiblemente fuese el motivo de la pérdida de la tradición.

El presbítero Diego Guzmán, que fuera párroco de la localidad, recogió el acto en 1947 en su artículo La Semana Santa de Cartaya en la revista Mater Dolorosa de la siguiente forma: "El Sábado Santo todos los chiquillos del pueblo se harán de sus almireces relucientes, esquilas y cencerros. (…) A las nueve empezarán a entrar en la iglesia; a las diez en punto no faltará ni uno. ¡Cuidado con que no suene un badajo, ni un almirez!, el Señor está muerto. Al canto de Gloria el griterío es ensordecedor; el velo morado se rompe, las campanas se vienen abajo, los niños lloran y suenan sus instrumentos. Inmediatamente vuelan a la calle y en algarabía imponente corren como ciervos a la Ermita de la Virgen de Consolación, que está en los extramuros, para tocar ante la puerta cerrada de la casa de la Madre de Dios. Allí dan a la Virgen una original serenata, alegre y efusiva; le comunican la buena nueva de la Resurrección del Hijo y le Cantan el aleluya. Los ángeles de la Virgen recogen esa felicitación jubilosa de los niños que la repartirán enseguida por las calles todas con almireces y cencerros sembrando por doquier el anuncio alegre de la Resurrección del Señor".

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