Carmen Posadas recrea para los niños la historia de amor de Machado y Leonor
La escritora regresa a la literatura infantil con dos libros que homenajean al poeta en el 70 aniversario de su muerte y que se acercan a una relación "políticamente incorrecta" por la diferencia de edad que les separaba


En el año en que se cumple el 70 aniversario del fallecimiento del poeta Antonio Machado (Sevilla, 1875-Colliure, Francia, 1939), el sello infantil y juvenil Anaya ha querido homenajear su figura con la publicación de dos libros para niños escritos por Carmen Posadas.
Mi primer libro sobre Machado, indicado para niños a partir de cinco años, y Antonio Machado y la mirada de Leonor, pensados para escolares de Primaria a partir de ocho años, suponen el regreso de Posadas a la literatura infantil, género en el que se inició en la narrativa en 1980 con Una cesta entre los juncos. Autora de quince títulos infantiles -entre ellos, El señor viento Norte y Liliana, bruja urbana-, la autora nacida en Uruguay se ha centrado en recrear ahora la relación de Machado con Leonor, una etapa que transcurre entre 1907, cuando el poeta conoce a la joven en la pensión que regenta su padre en Soria hasta la muerte de ésta en París en 1912. Entremedio, su matrimonio, en 1909, sólo dos años después de conocerse. Apenas cinco años que marcaron para siempre la obra posterior del autor de Campos de Castilla. "En la vida del poeta puede parecer poco tiempo, pero quizás fue la etapa más feliz de su vida", declaró Posadas ayer, durante la presentación de estos libros en Sevilla, la ciudad del poeta.
Interpretar la relación de Antonio Machado, su "poeta preferido", con Leonor para un público infantil tenía dos dificultades, según Posadas. "Por un lado, es una relación políticamente incorrecta, al menos ahora, por la diferencia de edad que les separaba (Leonor era una chica de 14 años cuando conoció al poeta, de 35) y, sobre todo, porque "la historia tiene un final triste cuando al poco de trasladarse de Madrid a París ella enferma y muere de tuberculosis". Sin embargo, según la autora, estos libros destilan optimismo. "No soy partidaria de proteger a los niños ocultándoles las cosas feas de la vida", porque además "las historias tristes pueden tener finales felices", algo que Leonor repetía con frecuencia a su marido, como se plasma en estos dos libros. Esos finales felices están compuestos de "pequeños momentos" algo que Machado plasmó en poemas sobre "cosas cotidianas como Las moscas, El olmo o Caminante, no hay camino", versos que la autora ha ido integrando en la narración para poner de manifiesto que la poesía surge de "la contemplación de un paisaje o un árbol", por ejemplo.
Esa complicidad de pareja es el hilo argumental de estos libros por lo que la autora ha imaginado "cómo era la relación entre ambos, aparentemente tan diferentes, él tan culto y ella tan poco cultivada". Leonor, esposa y musa del poeta, enseñó a su esposo "a ver las cosas pequeñas de la vida y a mirar con otros ojos, que eso es, en definitiva la poesía".
Los libros destilan "optimismo", dice Posadas de estas dos pequeñas joyas de edición cuidada y colorista. Algo a lo que contribuye no sólo el tono de la narración sino las ilustraciones de Ximena Maier, que ya ha colaborado anteriormente con el sello Anaya. "En esta sociedad en la que los niños están inmersos en el mundo audiovisual, las ilustraciones ayudan a que los más pequeños se sumerjan en la literatura" y las de Ximena Maier "aportan ese toque de humor necesario".
Agradecida de que Anaya haya pensado en ella para este "precioso encargo", Posadas confesó que pertenece a la generación que conoció a Machado a través del disco de Serrat: "Tendría catorce años por entonces y era la época en que además cualquier adolescente se atreve con los primeros versitos dedicados a un primer amor".
"Es muy importante introducir el hábito de leer. La lectura requiere más esfuerzo porque es un acto creativo y, a diferencia de la televisión, que te lo dan todo hecho y ante la que eres un sujeto pasivo, cuando lees eres un creador porque imaginas y les vas poniendo cara y voz a los personajes. Por eso siempre nos defraudan las películas".
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