Cultura

Todos para 3D

Multicines La Dehesa Islantilla, CineBox Aqualon Puerto Huelva, CineVip Lepe, El Condado Cinemas 7 y Al Andalus Punta Umbría.- T.O.: 'The three musketeers'.- Producción: Alemania, Francia, Reino Unido y Estados Unidos, 2011.- Duración: 110 minutos.- Dirección: Paul W. S. Anderson.- Guión: Alex Litvak y Andrew Davies basado en los personajes creados por Alexandre Dumas.- Fotografía: Glen MacPherson.- Música: Paul Haslinger.- Montaje: Alexander Berner.- Intérpretes: Logan Lerman, Orlando Bloom, Ray Stevenson, Matthew Macfayden, Mila Jovovich, Luke Evans, Juno Temple, Christoph Waltz

Podríamos empezar con esa frase tan socorrida en estos casos: "Si Alejandro Dumas levantara la cabeza…". No sería ésta que hoy contemplamos la versión que le hubiera abatido de nuevo. De la infinidad de versiones que de Los tres Mosqueteros se han llevado al cine, ésta es, sin duda la más grotesca que cabe imaginar y, además, en tres dimensiones. El realizador británico Paul W. S. Anderson, autor, entre otras invenciones, de la saga Resident Evil, iniciada en 2002, aborda aquí una experiencia novedosa, dinámica, trepidante, llena de acción y de humor. Creo que la mejor definición la ha dado el diseñador de producción del film, Paul Austerberry: "Es una versión moderna de una película de época".

Las diferencias sobre la novela histórica, que, literariamente hablando, muchos califican de folletín, no son notables, lo que cambia es la manera de contarlo. Y así nos presenta al joven provinciano D´Artagnan, que llega a París empeñado en formar parte de los Mosqueteros, una especie de guardia pretoriana encargada de la seguridad del Rey, compuesta por espadachines de élite. Su pretensión no tiene el favor de los tres veteranos del grupo Atos, Porthos y Aramis. Serán las habilidades del neófito lo que les convencerá, integrándose inmediatamente para enfrentarse a la conspiración que lidera el poderoso Cardenal Richelieu y la ambiciosa Milady de Winter, que amenazan la corona de Francia y al futuro de Europa.

La película, rodada en parajes y pueblos de la vieja Baviera y en estudios cinematográficos de Alemania, de ahí la coproducción de este país, resulta espectacular, cuidándose especialmente tanto la puesta en escena como la ambientación y el vestuario. Todo ello al servicio de ese cine comercial y populista que siempre ha cultivado el director. Así Paul W, Anderson combina hábilmente, en función de sus pretensiones, pasajes amorosos con otros de, en ocasiones, forzada comicidad. Los excesos y las excentricidades están al cabo de la calle. Para los malabaristas de la imagen visual y los manipuladores del folletín de conveniencia, la película, sin duda, tendrá sus admiradores. En suma un espectáculo para consolas.

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