Cultura

Aullido, la esencia de la generación hastiada

  • Ginsberg, Kerouac, Burroughs, Corso y compañía reformularon la sensibilidad literaria americana en los años 50. Los 'beats' fueron la avanzadilla de la agitación cultural de la que surgió el movimiento 'hippie'.

Dice un refrán anglosajón que el diablo está en los detalles. Y del msmo modo, en los huecos más oscuros, en la profundidad lúcida, frenética y desesperada de los surcos de cada verso de Aullido, aún hoy, 60 años después de su publicación, siguen habitando los monstruos del poeta Allen Ginsberg.

De ascendencia judía y rusa, el escritor nació en Nueva Jersey, Nueva York, el 3 de junio de 1926. Siendo todavía muy joven, Ginsberg provocó una profunda conmoción en la literatura de su tiempo con la publicación de su gran obra, la más emblemática de las suyas y uno de los grandes faros de sus compañeros de generación. Aullido representó, en 1956, una explosión súbita de sentimientos, ideas y deseos que hasta ese momento habían permanecido escondidos o silenciados en el discurso público del país de los sueños cumplidos.

Ginsberg articuló en su célebre poemario un grito cansado y molesto con el modo de vida en la próspera y aburrida sociedad estadounidense de mediados del XX. Esta revolución intelectual y juvenil sería acogida con el nombre de Generación Beat, de la que formaron parte también Jack Kerouac (autor de la novela En la carretera, otra de las obras fundacionales y referenciales que captó ese zeitgeist), Gregory Corso, Neal Cassady o William Burroughs, que, a pesar de no aprobar nunca la etiqueta bajo la que todos ellos fueron agrupados, fue uno de sus grandes representantes. Entre alcohol y jazz -el rock & roll de aquellos tiempos- y una necesidad desesperada de libertad, al andar el tiempo, acabaron siendo faros morales e intelectuales para toda una generación además de la gran avanzadilla de los movimientos contraculturales de los agitados años 60: los hippies, el pop como gran fenómenos sociológico, el pacifismo, el amor libre, las drogas...

Ginsberg comenzó a estudiar en la Universidad de Columbia, de la que fue expulsado al cabo de un año. Pero, mientras duró, aprovechó el tiempo. Allí conoció a Kerouac y a Burroughs. Más tarde se uniría al grupo Neal Cassady, dispuesto a convertirse en el catalizador, en el gran evangelista, de esa nueva forma de mirar y estar en el mundo. Cassady no tardó en convencerse de que la revolución que pasaba necesariamente por abandonar la vida convencional, sobre todo la académica, y lanzarse a la carretera para beber de las fuentes de la música, las drogas y el sexo.

Cuando Ginsberg publicó su Aullido y otros poemas la idiosincrasia estadounidense estaba dominada por el ultraconservadurismo paranoico de McCarthy, enzarzado en su famosa caza de brujas. La Policía de San Francisco y los agentes de Aduanas de todo el país confiscaron tantos ejemplares del libro como pudieron, y el editor del mismo, Lawrence Ferlinghetti, fue llevado ante los tribunales por difundir una obra tachada de "obscena". En su poema épico, Ginsberg hablaba con toda naturalidad de la homosexualidad y de la revuelta política a la vuelta de la esquina. A la postre, la prohibición quedó anulada en los tribunales; Clayton W. Horn, el juez que llevó el caso, dictaminó que los poemas de Ginsberg tenían una "importancia social redentora".

El autor se opuso durante toda su vida al sentimiento americano imperante de la época, al militarismo, el materialismo económico, el capitalismo y la represión sexual. También estuvo presente en todas las protestas pacíficas de su época, sobre todo las que desataron la traumática guerra de de Vietnam y la persecución del consumo de drogas. Budista y estudioso y buen conocedor de la historia del pensamiento oriental, el escritor neoyorquino pasó su vida de manera sencilla, casi ascética, residiendo en humildes apartamentos del East Village y comprando en tiendas de segunda mano, a pesar de que su fama y su prestigio internacionales le habrían permitido una existencia mucho más rumbosa.

Aullido comienza con el poema que le da nombre, y en él se describe a toda esta generación de jóvenes que sobrevivían viajando, escribiendo y sobre todo dándole rienda suelta a algo que se convirtió en casi una obsesión para su movimiento: exprimir la vida, disfrutar, experimentarla abarcando cuantos vértices y matices fueran posibles. El poema es el emblema de toda una generación cansada y aburrida de un país enredado en las guerras y en el racismo, entre otras manifestaciones del clasismo. La segunda parte de Aullido fue escrita, sobre todo, bajo los efectos de las drogas, en concreto el LSD, sustancia emblemática de toda esta generación.

Las letras de este beat, directas y desnudas, se disparaban como una flecha certera a los sentidos y ensalzaban los sentimientos que en sociedad, por norma, solían (y suelen) reprimirse. Así, el Ginsberg más descarnado hacía su catarsis pintando en el lienzo de la desolación, o se enredaba en el éxtasis de una sexualidad que, sin tapujos, describía de este modo en una carta a la poeta Stella Díaz Varín: "Thank you...! ¡Viva la marihuana! ¡Viva Príapo! / Por favor amo / Por favor amo puedo tocar su mejilla / Por favor amo puedo arrodillarme a sus pies / Por favor amo puedo aflojar sus pantalones azules / Por favor amo puedo mirar su vientre de vello dorado / Por favor amo puedo bajar suavemente sus calzoncillos / Por favor amo puedo tener sus muslos desnudos frente a mis ojos / Por favor puedo sacarme la ropa bajo su silla / Por favor amo puedo besar sus tobillos y su alma".

Su obra La caída de América ganó el National Book Award en la modadalidad de poesía en 1974. Cinco años más tarde obtuvo la medalla de oro del National Arts Club y fue admitido en la Academy and Institute of Arts and Letters. También recibió la Beca Guggenheim y el War Resisters League Peace Award. Al final de su vida, en 1995, fue finalista del Premio Pulitzer por su libro Cosmopolitan Greetings: Poems 1986-1992.

Entre tanto, recorrió el mundo leyendo sus poemas (sus lecturas de Aullido son legendarias), se relacionó con los intelectuales progresistas de su época y se convirtió en uno de los tutores espirituales de la cultura estadounidense de los años 60. En No Direction Home, el documental de Martin Scorsese sobre Bob Dylan,Ginsberg comenta el impacto que le produjo el músico: "Cuando escuché Hard Rain's Gonna Fall lloré, porque entendí que la antorcha beatnik había sido pasada por fin a una nueva generación".

Aullido comienza con una frase-leitmotiv de toda la Generación Beat: "He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura". El poema es una exhortación a derribar los muros de lo establecido, de lo absurdo, aunque proclame con suficiencia su normalidad. El poema lleva en sus versos la historia de los que se atrevieron a vivir con las venas abiertas y el corazón sobre la piel.

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