Cultura

Artesanía naval a pequeña escala

  • José Martín realiza pequeñas reproducciones de barcos, La Niña es su último trabajo

Comenzó hace cuarenta años con la construcción a pequeña escala de un barco de pesca y se aficionó a las maquetas navales. José Martín, que trabajó durante cincuenta y un años en los talleres del Puerto de Huelva, aprendió siendo un adolescente el oficio de artesano carpintero de la mano de El Niño de Triana, una formación que le fue muy útil en las múltiples tareas que desempeñó en las instalaciones de la Autoridad Portuaria, en las que entró a trabajar de aprendiz.

Desde pequeño siempre le han gustado las miniaturas, y decidió probar con las maquetas de barcos para lo cual aprovechó sus habilidades con la madera. A esta afición, a la que reconoce "estar enganchado", se dedicaba "por las tardes", cuando terminaba su horario laboral. Habilitó un taller en el balcón de su casa para este fin.

Durante estos años ha realizado unas diez reproducciones de embarcaciones, entre las que se encuentra el buque escuela Juan Sebastián Elcano, que es de la que se siente más orgulloso. "Las velas las cosió una costurera para que quedaran perfectas", apunta Martín que es muy perfeccionista y cuida hasta el más mínimo detalle. Entre las naves que ha realizado también está la nao Santa María.

Después de un paréntesis de casi veinte años, durante los cuales realizó una noria en miniatura, retomó hace un año su afición por las maquetas de barcos, finalizó un camaronero, que dejó a medio terminar, y construyó un remolcador, que junto a su amigo Pedro Espina los llevó a navegar a las lagunas del Parque Moret.

El remolcador lo tuvo que adaptar para que pudiera flotar, para ello lo lastró con cera, "lo fui probando en la bañera hasta que lo conseguí". Le puso una hélice que el original no tenía, y sustituyó los dos botes de aluminio por dos de madera y la chimenea por otra de cartón para que fuera más ligero y le colocó un puente de quita y pon.

Una vez que terminó estas dos embarcaciones prosiguió con las carabelas. La Niña es su último trabajo, le dedicó unas ocho horas diarias durante cuatro meses, y está ahora centrado en La Pinta

Martín indica que disfruta haciendo estos barcos en miniatura, "me pongo a las nueve de la noche y me dan la una y las dos de la mañana". Señala que se concentra tanto en lo que está haciendo que no se da cuenta de la hora. Aparte, es muy minucioso, "mido las cosas tres veces antes de cortar la madera".

Explica que cuando inicia un trabajo lo primero que hace es lijar las tiras de madera, tomar las medidas y cortar las piezas, luego las va clasificando y va marcando con un clavo el lugar en las que las tiene que colocar. Una vez que ha colocado las piezas comienza con la arboladura, que requiere una gran precisión.

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