Fue Aroche un brillante compás torero

El varilarguero Paco Martín Sanz, Vicente Bejarano y el rejoneador Álvaro Domecq, protagonistas en Aroche l La citada terna participó en una charla promovida por el centro cultural Las Peñas

El picador Francisco Martín Sanz, un ameno conversador.
El picador Francisco Martín Sanz, un ameno conversador.

AROCHE se apareció ante los faros del coche a eso de las siete y media de la tarde. Apretura de tiempo atravesando ese camino por las tierras del inolvidable Toronjo, para ir precisamente a hablar de toros. Un arte que también él sintió muy dentro por sí mismo y por los innumerables amigos que el toro le acercó en esta vida. Ir a hablar de toros decía, atendiendo la amable invitación de muchos amigos del toro y, por supuesto, de los organizadores de esa 27 edición de las jornadas culturales que cada año organiza el centro cultural Las Peñas en esa bonita y torera localidad de la serranía onubense.

Es difícil encontrar ambiente tan predispuesto como el que la pasada noche del lunes esperaba, con el salón de actos lleno, a la terna de participantes en la primera de las dos charlas taurinas anunciadas.

Otro lujo. Dos charlas taurinas entre la belleza que encierra la serranía onubense y, en concreto, Aroche, un pueblo que de verdad enamora a quien pisa sus calles y trata a sus gentes.

Mereció la pena tanto kilómetro gastado para estar enmedio de tanta torería como derramaron en su saber estar y en su decir dos amigos como son Paco Martín Sanz, ese varilarguero cuya mona hoyó el ruedo maestrante en una torera vuelta al ruedo tras picar a Topinero, ese toro de María Luisa Pérez de Vargas, un lunes de resaca de la feria del 88, y el matador de toros Vicente Bejarano.

Anécdotas en las que desgranar a raudales una carrera y una profesión que sigue llenando de sueños la vida de quien fuese en su tiempo un gran picador de toros.

Comprometida también la opinión de alguien que sigue diciendo lo que piensa, siempre desde el respeto a sus compañeros de hoy. Un personaje grato donde encontrar los primeros compases de una noche bonita que después siguió desgranando desde la vivencia que le dio la profesión de matador de toros a Vicente Bejarano. Habló el sevillano de sus vivencias toreras en esta tierra, concretamente, de su última actuación en Arroyomolinos ante un auténtico corridón de Cuadri, y de esa afición que le hace entrenar todos los días y buscar, en la aventura que ofrece Perú, la forma de seguir vistiéndose de torero.

Pero debía llegar hasta la mesa de contertulios la figura del gran homenajeado de la noche: el rejoneador y ganadero jerezano Alvaro Domecq Romero.

Genio y figura, pero también sencillez. Es algo que se agradece entre tanto pedante queriendo ostentar currículum. Agradecido el personaje, por cuanto le quisieron agradecer la gente de Aroche, que es, ni más ni menos, toda una carrera y una vida dedicada al caballo y al toro.

Palabras de elogio que fueron viajando después entre la amplia y sensata audiencia que con respeto buscó la opinión del personaje. Homenaje sencillo, sobrio, pero lleno de calor y de admiración hacia quien sin duda hace ya bastantes temporadas comenzó a depurara lomos de aquel mítico Opus y junto a otros importantes compañeros de la época, los cimientos de un rejoneo que hoy perdura entre los buenos aficionados.

Nos faltaron horas de lo a gusto que se vino poco a poco la noche y la tertulia. Más ya se sabe que que las faenas, cortitas y de muletazos contados, que después cuesta igualar al toro.

En resumen, brillante noche de protagonistas en la que Manuel Ruiz Manili excusó su presencia por un tema personal.

Y para el viernes, tres ganaderos de la provincia: Millares, Prieto de la Cal y Macandro. Interesantísimo cartel para hablar de toros en una tierra donde interesan.

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