Desde Antonio de la Torre a Daniel Vázquez Díaz
De la Torre abrió la primera academia y Vázquez Díaz ha sido el gran pintor de Huelva
El recorrido por la visión de la pintura local aparece perfectamente enmarcado en la exposición que en el Museo dedica a una mirada a las Bellas Artes. Aunque se trata de un recorrido sintético.
Se abre con Fernando Martínez Checa con un cuadro de los baños flotantes de la Ría de Huelva en 1897. Es la llegada del profesor de pintura del instituto. Un segundo paso está en Antonio de la Torre López con Atardecer en la Ría, de 1905. Es el otro personaje importante para la pintura de Huelva, será el que ponga en marcha la primera academia de enseñanza.
Junto a él dos alumnos, Antonio Rodríguez Gancedo con una puesta de sol del muelle de la antigua pescadería, en 1917; el otro discípulo es Rafael Cortés Moreno, con la obra titulada Marujita. De este último aún hay algunos datos pendientes de conocer como es dónde y cuándo acabó sus últimos años de vida.
Otros pintores aquí representados de la escuela onubense son José Dabrio Pérez con Retrato de joven, un artista con ganas e ilusión. Le sigue en esta cronología Manuel Cruz Fernández, un gran pintor quizás el que más empuje tuvo, pero se marchó a Extremadura y su vida le llevó por otros derroteros, dedicándose a pintar para él. Su obra es un paisaje de la Ribera, muy moderno y descarnado.
De Daniel Vázquez Díaz hay una buena representación, aunque no excesiva dentro del marco de la exposición ya que la presencia suya en los fondos del Museo de Huelva es mucho mayor. Destaca el Desnudo en la ventana, pintado en 1939, en plena guerra civil, trasmitiendo una tranquilidad y opulencia que no había en ese momento. Está también el cuadro el Monje, de 1917, pintado en París, una gran obra muy moderna y sintética. Otras obras representadas son Paisajes vascos, o Canal verde, esta última una obra muy moderna que le produjo muchos dolores de cabeza al no ser entendida entonces.
Aquí aparece un José Caballero representado por dos obras El hombre del estercolero de 1946 y Torneo, 1960, una de las recientes adquisiciones del Museo, con interesante paralelismo con la escultura Caballero medieval que donó el artista al instituto que en Huelva lleva su nombre.
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