Amigos de toda la vida

fila siete

Vicente Quiroga

20 de julio 2013 - 01:00

Multicines Al Andalus Punta Umbría. T.O.:Grown ups 2. Producción: Estados Unidos, 2013. Duración: 101 minutos. Dirección: Dennis Dugan. Guión: Fred Wolf. Fotografía: Theo van de Sande. Música: Rupert Gregson-Williams. Diseño de producción: Aaron Osborne. Intérpretes: Adam Sandler, Taylor Lautner, Salma Hayek, Chris Rock, Maya Rudolph, Kevin James, David Spade, María Bello, Steve Buscemi, Andy Samberg, Nick Swardson

Podríamos conceptuarla como secuela de Niños Grandes, película que vimos en 2010, pero bien podríamos asegurar que se trata de una mera continuación. Es decir, que estamos en lo de siempre. Darle cuerda a la cometa de la rentabilidad y tratar de reverdecer éxitos más o menos recientes, que es la norma habitual del nuevo cine de Hollywood.

Y aquí está Adam Sandler, como podría estar Ben Stiller o cualquiera de los cómicos ahora más en boga del cine estadounidense brindándonos otras de sus ocurrencias sobre la inmadurez, que parece un denominador común de estas comedias descerebradas, plagadas de borderías, lenguaje grosero y la ya inevitable escatología que parece hacerle mucha gracia a estos humoristas dignos de mejores trabajos.

Pero es lo que tenemos porque esta historia sigue fielmente, como no podía ser menos, los pasos de su precedente, mismo esquema y casi mismos personajes, salvo las novedades en el reparto de Taylor Lautner, destacado protgagonista de la interminable serie Crepúsculo y alguno más, de menos renombre, si bien pueden sorprendernos dentro de las aparaciones menos esperadas Steve Buscemi, María Bello y Andy Samberg. Sobre todos ellos, factotum, una vez más, del tinglado de la película, de la que además de actor protagonista es guionista y productor, Adam Sandler, aumentando el grado de sal gruesa, gamberrismo, groseras expresiones y todo tipo de licencias de dudoso gusto. Bueno, no tan dudoso: de malísimo gusto.

Volvemos a esos encuentros familiares de fin de semana. La pandilla Happy Madison, amigos de toda la vida. Vuelven a su pueblo con los miembros de la familia, sus amistades de siempre y los hijos de estos. Pero van a encontrarse con una realidad que no es ni mucho menos la que ellos se esperan ni tan idílica como suponían.

Regresamos, mal que nos pese, a los lugares comunes de esa pretendida comedia costumbrista made in Hollywood, que a falta de mejores recursos auténticamente humorísticos en lo coloquial y en la situación, acaba recurriendo, como sucede últimamente, al grosor de la ocurrencia, a lo chocarrero del cinismo, cuando no a esas otras gracias recordatorias de los viejos tiempos, que suelen ser también la socorrida perorata de la nostalgia y la memoria conmovida e irónica, con el trasfondo de inmadurez que caracteriza a estos personajes.

Su humor no es de elevados presupuestos mentales, es decir no estamos ante la ocurrencia inteligente, sino de un humor más lapidario, más fácil, más al alcance de cualquier mentalidad, buscando la diversión sin más complicaciones, haciendo, además, un elogio de la ignorancia como panacea de la felicidad. Aquí Adam Sandler es la mano que mueve la cuna en la película, por encima de su director, Dennis Dugan, que ostenta títulos en su filmografía tan prescindibles como Tres idiotas y una bruja (2001), Seguridad nacional (2003) y Zohan: licencia para peinar (2008), entre las escasas e irrelevantes citas que pueda merecernos.

QUIROGA

stats