Toros

Alejandro Conquero a hombros tras cortar dos orejas al mejor toro de la corrida de Cuadri

  • Alejandro Conquero a hombros tras las dos orejas que le cortó al sexto de la tarde ayer en Cortegana.

  • Vuelta al ruedo para ese toro, el mejor de una corrida cumplidora de Cuadri

Había llegado la corrida al quinto de la tarde y me acordé de Calita. Si hombre, ese de los seis naturales seguidos a un torazo de Cuadri hace un año en esta misma plaza.

Lo eche en falta porque hasta el quinto nadie de la terna le había puesto tres veces seguidas la muleta a un toro para enganchar el toreo; para ponerle chispa al trasteo.

Y la chispa es fundamental para todo lo que se quiere hacer con pasión. Ayer, sin ir más lejos, para que la tarde se hubiese enredado en el tendido de forma contundente.

Y a mí, a estas alturas de la crónica, la tarde se me queda sin chispa. Sin pasión donde respirar ese momento de dos amantes -toro y torero - capaces de ponerse el mundo por montera.

Convengamos en que la corrida de Cuadri se pareció muy poco a ese extraordinario encierro que los ganaderos de Trigueros lidiaron en esta plaza en el 2021.

Los dos primeros tuvieron hasta educación. Prudentes en sus embestidas, nobles, siempre en línea recta, sin molestar; parecieron chicos de colegio de pago.

El tercero sin embargo, no había ido a clase y ahí surgió ese toro que plantea cosas duras, intensas, emocionantes y también bellas y peligrosas. Con él llegó ese percance al banderillero. Nunca deseado, pero presente cuando la bravura le come el terreno al torero. Fue certero ese cuadri y exigente. Sin entregar la cuchara y a media altura porque estaba cómodo, especialmente por pitón diestro y porque tampoco Conquero, falto aun de oficio y recorrido con el toro, llegó a meterle de verdad los engaños abajo y obligar a domeñar la pujanza que enseñó uno de toros más interesantes que tuvo el encierro de Comeuñas.

Cuando llegó el sexto, Francisco Javier Tornay se había hecho el amo de la tarde. Anecdotario aparte, por sus rehiletes pasaron los seis toros del festejo. Encerrona total para un hombre de plata que saludó en el cuarto y al que le tocó la música en el quinto antes de que volviera a quitarse la montera. La chispa...

Con la tarde caída, atropellada desde faenas de uno en uno, Joselillo intentó dejarse querer frente al toraco que le soltaron los chiqueros en el cuarto acto de la tarde,

Pero la faena del vallisoletano no llegó a romper en la verdad necesaria ni en la disposición justa con la que abrochar un muletazo tras otro. Quedarse a ver qué pasa porque en algún momento hay que tirar esa moneda.

Joselillo no estuvo a gusto con él en ningún momento; menos, cuando le recordaron desde el tendido que no había probado ni uno con la zurda y el torero calló; tampoco estaba a gusto el de los campos triguereños así que miró para tablas y ahí se agarró.

Tendero se apunta dos faenas donde el oficio no está en duda ni tampoco las ganas con las que intentó asaltar el marcador de trofeos. Solvente con su recibo de capote al segundo y una faena en la que dejó pinceladas pero sin emoción frente a esa extremada bondad de su primero terminó marchándose sin trofeos porque para cobrar una estocada que tumbe hay que tirarse a por uvas y Tendero no fue a por uvas. Ni en este ni en el que hizo quinto frente a otro toro al que costó humillar y al torero ligar los muletazos por ese pitón izquierdo que le había mostrado el toro como más potable.

La salida del sexto marcó otra luz diferente, aquello burbujeó desde la nobleza pero también desde la clase y la nobleza encastada de un toro que ayudó mucho a que Alejandro Conquero esbozara al menos ese quedarse después del primer muletazo. No fueron series largas, no fue una faena maciza, contundente y completa de pitón a rabo. Si digo eso le miento al toreo y a todos ustedes que andan con la crónica entre sus manos. Pero Conquero tuvo chispa, sentimientos de quedarse y su verdad. La que le sale en este momento de su vida y ayer ante un toro de mucha clase y calidad al que se tiró a matar o morir. Las dos orejas deben ser un acicate donde tirar para adelante.

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