Luis Alberto de Cuenca gana el Nacional de Poesía por 'Cuaderno de vacaciones'

El poeta, ensayista y traductor Luis Alberto de Cuenca fue galardonado ayer con el Premio Nacional de Poesía por su poemario Cuaderno de vacaciones. El premio, dotado con 20.000 euros, lo concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para distinguir la obra de un autor español escrita en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado en 2014. El jurado consideró que el citado Cuaderno de vacaciones "constituye una de las aportaciones poéticas de mayor motivación existencial y simbólica en la historia de la lírica reciente en España".

"La excelencia de su estilo, unida a la voz de la autenticidad en el espacio literario, convierten los poemas de este libro en una progresión cuya fuerza emocional roza lo sublime, logrando una poética que vincula mitos y orígenes, conocimiento y escritura, devenir vital e imaginario, junto a las fuentes creativas que dan cauce a la modernidad", argumentó el jurado sobre la obra del poeta, doctor en Filología Clásica, ganador del Premio de la Crítica de Poesía Castellana por La caja de plata (1985) o el Nacional de Traducción por su versión del Cantar de Valtario, además de miembro de la Real Academia de la Historia desde 2010 y ex secretario de Estado de Cultura, ex director de la Biblioteca Nacional y ex director del Instituto de Filología del CSIC.

"Estoy emocionadísimo. Antes no concurría por mis puestos en la Biblioteca y en la secretaría de Estado, y este premio era mi asignatura pendiente", dijo ayer Luis Alberto de Cuenca, autor también de otros poemarios como Los retratos, Elsinore, Scholia, Necrofilia, El otro sueño, El hacha y la rosa, Sin miedo ni esperanza, La vida en llamas o El reino blanco. Ahora, en Cuaderno de vacaciones, habla de de la vejez, la soledad o la muerte, temas universales, eternos y graves, pero casi siempre "con un punto de humor", apunta el autor madrileño, que siente, con la concesión de este premio, "un respaldo bestial".

La obra galardonada recoge, repartidos en ocho epígrafes, 85 poemas escritos, en su mayoría, en los veranos comprendidos entre 2009 y 2012. "Se trata de unos poemas que habitualmente escribo en verano de una forma más relajada", explicaba ayer el autor, que "siempre" mira el mundo "desde un punto de vista poético"; "pero en verano estoy más tranquilo y relajado", matizó, "aunque muchos temas del libro no son nada relajados porque reflejan todas las turbulencias del ser humano, sus preocupaciones, sus ilusiones, y todo ello se refleja cronológicamente" en el poemario.

Poeta de numerosos lectores fieles -"sin lectores yo no escribiría, porque lo que me interesa de la poesía es ser altavoz de mis semejantes"-, el poeta ha transitado por la lírica en dos etapas; una primera más culturalista y hermética, en la que experimentó con las vanguardias europeas y que llegó hasta 1985, y una segunda en la que se ajustó a unos cauces más tradicionalistas y clásicos: "Estoy en esta etapa en la que quiero que la poesía sea útil a la gente, que los lectores se sientan implicados y emocionados con el personaje poético que habita en esas páginas".

Añade el autor que ya está trabajando en los siguientes cuadernos y tiene escritos los correspondientes a 2013, 2014 y 2015, que serán publicados próximamente por la editorial Visor; mientras que la editorial Reino de Cordelia publicará libro a libro de la Biblioteca Luis Alberto de Cuenca. Como experto en Filología Clásica, el autor ha traducido, entre otros, a Homero, Eurípides y Calímaco, y a franceses como Charles Nodier y Gerald de Nerval.

El jurado estuvo presidido por la subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, Mónica Fernández, y formado por el autor que recibió el galardón en la convocatoria del año pasado, Antonio Hernández; además de Aurora Egido Martínez, Xoseja Casalderrey Fraga, Margarita Casacuberta, Rafael Soler, Enrique Baena Peña y Pueraza Canelo.