Adiós al rey del blues

El legendario guitarrista y cantante estadounidense B. B. King, habitual en los escenarios españoles desde los años 90, fallece en Las Vegas a los 89 años

El artista, en su último concierto en Córdoba, en 2006.
El artista, en su último concierto en Córdoba, en 2006.

En 2006 B. B. King anunció que decía adiós a los escenarios internacionales con su Final Farewell Tour por toda Europa. Pero en 2011 volvió a tocar en España. Todas esas despedidas fueron prematuras, hasta que la leyenda del blues falleció el pasado jueves en Las Vegas a los 89 años como consecuencia de la diabetes contra la que luchaba desde hace tiempo. "Mientras haya público que me quiera ver, subiré al escenario", afirmaba. Así que físicamente débil pero con humor, movió sus caderas y tocó hasta el otoño pasado, cuando la enfermedad le obligó a interrumpir su gira.

En compañía de Lucille, su adorada guitarra, tocaba y cantaba el blues como lo escuchaba en su niñez en el delta del Mississippi. Solamente una cosa superaba a Lucille, admitió ante su biógrafo: "Tener buen sexo con la mujer adecuada". Sus dos matrimonios fracasaron, sobre todo porque estaba siempre de viaje. Se dice que tuvo 15 hijos con 15 mujeres diferentes, ninguno fruto del matrimonio. "Siempre tuve una buena relación con las madres de mis hijos, antes, durante y después", afirmaba.

Aunque el bluesera su vida, no le gustaba ser valorado "únicamente" como artista de ese tipo de música, origen del jazz. "Ser cantante de blueses como si se fuera negro dos veces a la vez", aseguró en su biografía (B. B. King: Una vida con el blues). Por eso admiraba a colegas del jazz como Dizzy Gillespie, Miles Davis o Charlie Parker. "Si un chico tocablues... está en la secundaria. Cuando empieza a tocar jazz, es como ir a la universidad. El blueses una música sencilla y yo soy un hombre sencillo", decía.

El rey del blues nació el 16 de septiembre de 1925 como Riley B. King, hijo de trabajadores pobres de una plantación en Indianola, Mississippi. Su padre abandonó a la familia cuando él tenía cuatro años y su madre murió cinco años después. Así que el pequeño King tuvo que ponerse a conducir un tractor para salir adelante. Tras años de duro trabajo en el campo, transitó junto a su primera Lucille de un local a otro de los estados sureños por un puñado de dólares. A fines de los 40 llegó a Memphis (Tennessee), donde consiguió trabajo como Blues Boy para un show en la radio. Y de Blues Boy quedó B. B., junto a su apellido King.

Su título de rey del blues, al que contribuyó él mismo con un recopilatorio que llevaba ese nombre, quedó sin discusión desde que fuera galardonado con un Grammy a su trayectoria en 1987. Con una lista de clásicos entre los que se incluyen Sweet Little Angel o Why I Sing the Blues, ganó otros 15 premios Grammy, más que ningún otro artista de blues. El reconocimiento lo había logrado ya a fines de los 60, con su exitoso The Thrill is Gone. De un día para otro, todo el mundo quería escuchar susblues. King fue invitado a tocar para la reina de Inglaterra y a una recepción en la Casa Blanca. El rey Carlos XVI Gustavo de Suecia le entregó el prestigioso Premio de Música Polar y en 2012 Barack Obama, que ayer destacó que EEUU "había perdido a una leyenda", le invitó a su residencia junto con Mick Jagger.

Sin él tal vez nunca habría sido posible que el blues se despojara de su imagen de música para pobres de los guetos negros. Sin embargo, los tradicionalistas del blues rechazaron discos como Riding With The King (2000), con Eric Clapton, aunque a él no le molestaban esas críticas, plenamente consciente de que ya no era un humilde trabajador del algodón. "¿Por qué no puedo presentarme en óperas?", le preguntó una vez a un periodista. "Puedes ser feliz y rico y así y todo sentir mucho el blues".

Para el público español resultan inolvidables sus conciertos junto al guitarrista Raimundo Amador, una colaboración iniciada en los 90 a raíz de una actuación en el Festival de Jazz de San Sebastián que se prolongaría a lo largo de los años por todo el país. En Sevilla es además muy recordada su participación en octubre de 1991 en Leyendas de la guitarra, evento que contó con figuras como Bob Dylan, Keith Richards y Paco de Lucía y que sirvió para que la Expo 92 se promocionara en Estados Unidos a través de la televisión. Y es que B. B. King inauguró internacionalmente el Auditorio de la Cartuja con una cita histórica de los grandes del blues que le reunió, en el mismo escenario, con Albert Collins, Robert Cray y Bo Diddley. En Córdoba también actuó varias ocasiones formando parte del Festival de la Guitarra, la última en el año 2006.

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