Adiós al humano R2-D2
OBITUARIO
Medía solo 1,10 metros, pero para muchos fans de Star Wars era uno de los grandes. Kenny Baker, el actor que se escondía dentro del robot R2-D2, murió el sábado tras una larga enfermedad en Preston, en el norte de Inglaterra, a los 81 años.
Interpretó a R2-D2 (Arturito en Latinoamérica) en casi todas las películas de la saga, con la única excepción del último largometraje, El despertar de la fuerza. El único que le supera en apariciones en la serie es Anthony Daniels, de 70 años, que aparecía casi siempre junto a R2-D2 interpretando al robot C-3PO (o Citripio).
Este dúo rescató más de una vez a los protagonistas humanos de las películas de ciencia ficción. En la primera escena del largometraje más antiguo de La guerra de las galaxias, de 1977, los dos huyen de una nave secuestrada con un mensaje secreto de la princesa Leia, la jefa de los rebeldes. R2-D2 lleva los planos robados de la estrella de la muerte que ayudarán a los rebeldes a alcanzar la victoria sobre el imperio galáctico.
En su cuerpo metálico en forma de tonel se acumulan numerosos instrumentos y herramientas, tanto grandes como pequeñas. El robot repara, sierra, hackea sistemas informáticos y propina descargas eléctricas. A bordo de la nave espacial de los rebeldes, X-Wing, participa en rápidas escenas de acción.
En una entrevista que publicó Baker en su web, contó que al principio rechazó el personaje, pero como los productores no pudieron encontrar a nadie que fuera tan pequeño y fuerte como él, se dejó convencer. "Era un regalo de Dios para ellos", dijo Baker.
Al principio, le arañaban la cabeza los tornillos de la carcasa del robot, pero poco a poco se empezó a sentir bien como R2-D2.
Desde que Kenny Baker tenía 16 años trabajó en el mundo del espectáculo. Empezó como payaso y más tarde estuvo en varios espectáculos con patines sobre hielo. Como actor participó en películas como Time Bandits, de 1981, o la película sobre la vida del músico Mozart Amadeus, de 1984.
Pero su mayor papel siempre será el de R2-D2, aunque Baker no tuviera que aprenderse ni una sola línea para interpretarlo: R2-D2 produce distintos sonidos que sólo otros robots como su amigo cibernético C-3PO pueden entender y traducir.
La familia de Baker hizo público el fallecimiento mediante un comunicado publicado en The Guardian. "Nos lo esperábamos, pero es triste de toda formas. Vivió una vida larga y plena, y consiguió hacer feliz a mucha gente. Fue una persona muy querida en todo el mundo y estamos orgullosos de todo lo que logró a lo largo de su vida", declaró su sobrina, Abigail Shield. "Cuando era pequeño le dijeron que no llegaría a la pubertad y al final vivió una vida plena".
También te puede interesar
Lo último