Cultura

Abu Nuwás: luz cálida y perdurable

Abu Nuwás. Trad. y ed. bilingüe Jaume Ferrer y Anna Gil. Cátedra. Madrid, 2010. 300 páginas. 12 euros.

A veces nos olvidamos de que la vieja Persia tenía tras de sí muchos siglos de civilización cuando los descendientes de Darío se convirtieron al Islam, adoptando la escritura árabe pero sin renunciar a la lengua irania que han seguido hablando hasta nuestros días. Por esta razón, y al margen de la lamentable teocracia que viene padeciendo en las últimas décadas, el Irán ocupa un lugar muy especial en el mundo islámico, lo que no siempre es comprendido por los representantes más groseros de las diplomacias occidentales.

Nacido a mediados del siglo VIII después de la Era, es decir, poco después de la llegada de los jinetes de Alá al actual territorio de Persia, donde nació, Abu Nuwás es todavía hoy uno de los poetas más populares del periodo clásico. Su lengua no era el farsi, sino el árabe que perfeccionó, como era costumbre, entre los beduinos del desierto. Sus versos son a la vez refinados y procaces, en un tono de gloriosa desvergüenza que evoca las celebraciones báquicas de la Antigüedad. "La poesía de Abu Nuwás es una lámpara que ilumina el tiempo", escribe con veneración el libanés Adonis. Impecablemente editado por los profesores Ferrer Carmona y Gil Bardají, este volumen ofrece el original para felicidad de los estudiosos y una sobria traducción -de unos cien poemas completos- para deleite de los lectores, que pueden recrearse en secciones de títulos tan sugerentes como Doncellas de la vid o Gacelas y coperos.

"Apresúrate al vino a la luz del día / y colma la copa hasta que rebose / del líquido ardiente del olor del almizcle / y del color de la flor de la granada". Divierte imaginar lo que opinarán los tristes ayatolás -o alguna ministra desnortada- de tan explícita incitación al libertinaje.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios