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Un deshielo planificado al milímetro

  • Kim Jong-un se convirtió esta madrugada en el primer miembro de su dinastía en pisar suelo surcoreano al cruzar a pie la frontera para la histórica cumbre con su presidente, Moon Jae in

Soldados norcoreanos hacían guardia ayer en la zona de seguridad conjunta (JSA) dentro de la zona desmilitarizada que separa ambas Coreas, en Paju.

Soldados norcoreanos hacían guardia ayer en la zona de seguridad conjunta (JSA) dentro de la zona desmilitarizada que separa ambas Coreas, en Paju. / efe

Las dos Coreas se pararon esta madrugada para la celebración de una cumbre histórica en su militarizada frontera, que fue planificada al milímetro y en la que se buscaba alcanzar un acuerdo sobre la desnuclearización del Norte.

La jornada arrancó a las 09:30, hora local surcoreana (02:30 española), cuando el líder norcoreano, Kim Jong-un, cruzó a pie la línea de demarcación militar que divide las dos Coreas, un gesto trascendental, puesto que es el primer miembro de la dinastía Kim que técnicamente pisa suelo del Sur desde el final de la Guerra de Corea (1950-1953).

Cada elemento, desde la decoración al banquete, es una referencia a símbolos comunes

Arrancó así una cumbre coreografiada hasta el más mínimo detalle en la que, además de tratar la mejora de lazos entre los dos países -técnicamente aún en guerra- y el establecimiento de algún tipo de tratado de paz, ambas partes se comprometieron a buscar un acuerdo sobre la posible desnuclearización del régimen.

Tras una reunión matinal y otra vespertina los dos líderes tenían previsto firmar un acuerdo y realizar un anuncio, cuyo formato dependerá enteramente del "contenido de dicho texto", explicó ayer la oficina presidencial surcoreana.

De este modo, hasta el último momento no se sabrá si Kim y el presidente surcoreano, Moon Jae in, leerán algún tipo de declaración conjunta o si incluso se ofrecerían a contestar a preguntas de los periodistas, lo que sería inaudito en el caso de un líder de Corea de Norte.

Pero ante todo, el estudiado y consensuado programa de la cumbre, la primera entre las dos Coreas en 11 años, estaba destinado a seguir impulsando al máximo la distensión entre los vecinos y hace pensar en si la cumbre que Kim y el presidente de EEUU, Donald Trump, se han comprometido a mantener en mayo o junio seguiría estos derroteros.

Del principio al final de la jornada, cada detalle se midió al milímetro, en algunos casos literalmente, como el de la mesa que se empleó en la sala de reunión.

El mueble era ovalado para reducir entre los participantes "la distancia psicológica" que genera la división de la península y en su parte central mide exactamente 2.018 milímetros para simbolizar el año de la histórica cita.

Entre las sesiones matutina y vespertina, Kim y Moon tenían previsto plantar un árbol junto a un camino que en su día utilizó el fundador del grupo Hyundai, Chung Ju-yong (norcoreano de nacimiento), para visitar su pueblo natal y donar un millar de reses a Corea del Norte cuando el país trataba de superar la durísima hambruna de los 90.

La tierra empleada para abonar el pino procede de los volcanes Halla y Paektu, los picos más altos -y venerados- en Sur y Norte, y el agua usada para regarlo procederá del Han y el Taedong, los ríos que bañan respectivamente Seúl y Pyongyang.

Del mismo modo, desde los platos del banquete que compartieron los mandatarios a los cuadros elegidos para decorar Peace House (edificio donde tuvo lugar la cumbre), cada elemento es una estudiada referencia a los principales símbolos comunes o personajes que han jugado un papel histórico en el acercamiento intercoreano.

Entre los nueve delegados que acompañaron a Kim Jong-un se encontraban el presidente honorífico del país, Kim Yong-nam, o la hermana del líder, Kim Yo-jong, que ocupa el cargo de directora de propaganda y que realizó una histórica visita al Sur en febrero para facilitar el acercamiento.

Por su parte, Seúl designó para su delegación, además de a la canciller, Kang Kyung-hwa, o al titular de Defensa, Song Yong-moo, a figuras que también jugaron un importante papel en los últimos meses para facilitar esta cumbre. Entre ellos, el consejero de Seguridad Nacional, Chung Eui-yong, o el director del Servicio Nacional de Inteligencia (NIS), Suh Hoon, quienes viajaron a Pyongyang primero y a Washington después para concretar tanto la cumbre de hoy como la de Kim y Trump.

Entre las últimas incógnitas por despejar estaba la de si la primera dama norcoreana, Ri Sol-ju, iba a hacer acto de presencia en la cumbre. El propio jefe de Gabinete de Moon, Im Jong-seok (que también forma parte de la delegación oficial), dijo ayer que Seúl "espera" que Ri pueda estar en la cena y la ceremonia de despedida.

Im compartió estos y otros detalles de la cumbre en el espectacular centro de prensa que el Gobierno sureño ha habilitado en la localidad de Goyang, a las afueras de Seúl y situado a sólo 26 kilómetros del campamento fronterizo donde se celebra la cumbre, un recinto de 10.000 metros cuadrados acoge a casi 3.000 periodistas de 41 países diferentes.

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