España brilla con luz ajena

¿Cuáles son las mejores fuentes de energía para asegurar nuestro futuro?

En caso de corte de suministro total, las materias primas que utilizan las no renovables (carbón, petróleo, gas natural y uranio) no se encuentran en España.
En caso de corte de suministro total, las materias primas que utilizan las no renovables (carbón, petróleo, gas natural y uranio) no se encuentran en España. / Pixabay

Tras el corte en el suministro eléctrico del pasado 28 de abril, se abrió un gran debate sobre qué fuente de energía era imprescindible o la causante, si la solar, la nuclear o cuál. Pero, ¿qué fuentes de energía son las que más nos interesa mantener? A continuación, analizamos las que se producen en España.

Energías no renovables: quemando recuerdos

Las fuentes de energía no renovables son aquellas que su tasa de consumo es mucho más alta que su tasa de renovación y, por tanto, se agotan. Además, es uno de los principales sectores a nivel mundial que producen dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al cambio climático, por lo que no nos interesa mantenerlas funcionando muchos años más.

En este grupo se encuentran las centrales térmicas, que producen electricidad a partir de la quema de carbón, fueloil o gasoil. Son las más dañinas tanto para el medioambiente como para la salud humana. Producen emisiones atmosféricas de dióxido de azufre (que al poco tiempo se convierte en sulfato), vanadio y níquel. Para que se hagan una idea, las emisiones procedentes de las centrales que hay en Campo de Gibraltar llegan hasta la ciudad de Sevilla y, al respirarlas, pueden producir desde irritaciones respiratorias hasta cánceres.

Otras son las centrales de ciclo combinado, que queman gas natural y, con el calor residual, generan vapor que aprovechan también. La quema de gas natural emite, principalmente, metano, que contribuye al cambio climático hasta 80 veces más que el dióxido de carbono.

También encontramos la energía nuclear, procedente de la fisión principalmente del uranio 235. Estas no emiten una cantidad de GEI significativa. Sin embargo, que no emitan, no significa que todo sea tan bonito.

Estas centrales vierten agua al medio a una temperatura mucho más elevada. Las especies que se encuentran en la masa de agua donde vierten mueren al no estar adaptadas a esa temperatura, lo que afecta a la cadena trófica y llega hasta las personas.

Los residuos nucleares generados son altamente radiactivos y deben estar enterrados a más de 400 metros de profundidad, muy alejados de toda la población en una zona sin riesgo sísmico.

Además, en caso de accidente nuclear, aunque sea improbable (esperemos que no igual de improbable que el apagón que sufrimos el pasado 28 de abril), la radiación recorrería centenares de kilómetros y esto afectaría gravemente a la población.

Llevamos mucho tiempo diciéndole adiós a las no renovables. Han cumplido su función durante todo este tiempo atrás, pero ya tienen los días contados. Los intereses están cambiando para la ciudadanía y para las empresas. Por suerte.

Energías renovables: cambio a lo duradero

Las fuentes de energía renovables son aquellas que consumimos a un ritmo más lento de lo que tardan en producirse (o que son inagotables directamente). Además, producen energía sin emisiones directas a la atmósfera, por lo que no contribuyen al cambio climático y, por tanto, son vitales en el proceso de transición energética.

Aquí encontramos las centrales solares y termosolares. Es cierto que un huerto solar puede ser chirriante a nivel paisajístico allá donde antes había agricultura. Pero también es cierto que la agricultura tradicional contamina el suelo, el aire y el agua, cosa que los huertos solares no. Sin embargo, para fabricar las células fotovoltaicas, se necesitan los llamados materiales críticos (que son escasos y de alto valor tecnológico). Esto significa que la energía solar es, desde ya, una carrera.

Luego tenemos las centrales eólicas terrestres y las marinas (offshore). Los parques eólicos terrestres suelen presentar oposiciones de los pueblos circundantes en un principio por el impacto paisajístico. Pero rápidamente la ciudadanía comprende que es lo mejor para su futuro.

Aprovechando la fuerza del agua, tenemos también las centrales hidroeléctricas, que se insertan en los cauces de los ríos y generan electricidad. Estas provocan alteraciones en los cauces de los ríos y en sus llanuras de inundación.

Por último, aunque se consideren fuentes de energía renovable, las centrales de hidrógeno “verde”, biogás y biomasa deben cumplir unos mínimos.

Para que el hidrógeno sea “verde” como tal, las fuentes de energía que utilicen las centrales para producirlo deben ser completamente renovables, así como el agua que se utilice para sacar hidrógeno, que debe ser de una fuente de la que no consuman las personas, ya que se agotaría rápidamente y dejaría de ser «renovable».

Las centrales de biomasa producen energía quemando materia orgánica y, las de biogás, quemando el metano que produce la materia orgánica en descomposición, por lo que dependen de fuentes de energía que no son realmente 100 % renovables y emiten, además, GEI.

La hoja de ruta para la energía en España

Por muchos apagones que suframos, no podemos perder el horizonte. Debemos seguir apostando por las energías que menos GEI emitan, que proceden de las energías renovables producidas en España. En caso de corte de suministro total, las materias primas que utilizan las no renovables (carbón, petróleo, gas natural y uranio) no se encuentran en España. Es decir, con las no renovables no se consigue la autosuficiencia energética.

Pero, además, hay otro motivo, más del día a día, que pasamos por alto. Y es que las no renovables son más caras de producir que las renovables. Esto repercute directamente en la economía de nuestros hogares y se ha de tener en cuenta.

La hoja de ruta energética empezaría por ir quitando las no renovables, a la vez que se mantienen las nucleares por no mucho más tiempo (ya que no emiten GEI), a modo de muletas, mientras que la red eléctrica va siendo cada vez más renovable y autosuficiente.

Solo así podríamos tener el futuro energético garantizado de tal manera que hasta nos podríamos permitir ser exportadores de energía.

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