El yoga, mucho más que una terapia
Beneficios
La demanda de la práctica en La Palma obliga a aumentar los turnos en el polideportivo

La Palma/Cuatro turnos son los que hay en el polideportivo de La Palma para hacer frente a la demanda creciente de alumnos que quieren incorporar a su vida el yoga. Desde que empezara a practicarse en las instalaciones deportivas municipales hasta la actualidad, el yoga se ha hecho un hueco importante en la agenda diaria de muchos vecinos.
Según la monitora de estas clases, Vanessa López, “los alumnos han descubierto los beneficios del yoga por ellos mismos”, sin que nadie los convenza, con una clara mejoría de sus patologías. Eso ha llevado a que, de dos turnos, en pocos meses haya cuatro. López comenta que son muchas las enfermedades para las que está indicado la práctica del yoga, como depresión, ansiedad, escoliosis, hernias discales, rectificación cervical y un largo etcétera de patologías. La monitora, verdadera alma de estas clases, apunta que “los médicos son más conscientes de los beneficios y de las pocas contraindicaciones” de esta disciplina y lo están prescribiendo como terapia para curar y aliviar diferentes enfermedades.
Precisamente del carácter terapéutico y, sobre todo, de una manera de vivir es como se refiere López al yoga. “Se trata de una forma de vida, no es un ejercicio físico ni una simple terapia”, apunta. Para la joven monitora, que lleva cinco años impartiendo clases, “el yoga es una forma de pensar, sentir y actuar frente a la vida cotidiana”, con la pretensión de ser “más consciente, empático, generoso y, en definitiva, mejor persona”, puntualiza.

Las clases se desarrollan en atención a varios puntos fundamentales en la realización del yoga, que en este caso se trata de un yoga integral –una síntesis de muchas escuelas yóguicas. Así, es muy importante adoptar una postura cómoda, que suele ser sentada con las piernas cruzadas, aunque no es estrictamente necesario, para comenzar a realizar una meditación que va a contribuir a centrar a la persona y a vivir el momento actual en el que se encuentra. Para ello, la monitora dirige con voz suave los movimientos y la respiración o pranayama, que es fundamental en la práctica de esta disciplina.
De hecho, cuando se realiza yoga se aprende a respirar de una forma correcta y consciente, que ayudará a calmar al alumno y a concentrarse, incluso puede ayudar a bajar la fiebre, pero para ello “hay que aprender nuevamente a respirar”, añade López. Otro aspecto que trabaja la monitora son los mantras en los que se repiten sílabas, palabras o frases, normalmente en sánscrito, para un fin, como puede ser armonizar chakras, meditar, calmar la mente o trabajar alguna emoción concreta.
Tras la realización de las asanas, las clases terminan con una meditación final, en la que los alumnos están tendidos en el suelo, llevándolos a un estado de gran relajación. En cuanto a las emociones el yoga tiene mucho que decir, ya que entre sus muchos beneficios se encuentra la liberación de cargas emocionales que mantienen a la persona en un estado de malestar constante, ya que aligera el pensamiento y la forma de pensar en bucle, al traer al alumno al momento presente a través de la respiración y las asanas o posturas.

Además, mejora la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad del cuerpo, lo cual lleva de forma progresiva a un estado de salud vigoroso, tanto en lo físico como en lo mental. Por todo ello, la monitora comenta que en sus clases intenta transmitir la filosofía yóguica, que se agrupa en las 8 sendas de Patanjali, uno de los yoguis más influyentes dentro de la filosofía budista.
Estas ideas se resumen en ser más conscientes de nosotros mismos, conectar con nuestro ser, tener cuerpo, mente y espíritu sano, poder gestionar nuestras emociones, y tal y como señala López “usar todas las herramientas posibles para que seamos felices”.
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