Huelva

La singularidad de una tradición ancestral

  • El paso de las tropas por la ermita de la Virgen del Rocío concentra a cientos de personas

  • 19 reuniones de yegüerizos conducen el ganado hasta la aldea

La saca de las yeguas congrega a miles de personas a su paso por el Rocío

Una multitud de personas se agolpaban en la mañana de ayer en los alrededores de la ermita de la Virgen del Rocío. Toda la aldea bullía de actividad y trasiego y es que no era para menos. Entre 1.200 y 1.300 cabezas de ganado equino pasaron por delante del santuario rociero. La Saca de las Yeguas llegaba a su punto álgido, cuando el ganado de raza marismeña salía de las diferentes fincas de Doñana para acabar, bien caída la tarde, en el recinto ganadero situado en Almonte. Todo ello de la mano de la figura del yegüerizo, verdadero artífice de la hazaña. Han sido en torno a 19 reuniones de yegüerizos los que se han encargado de manejar las cuatro tropas en las que se dividió el ganado para salir de las marismas y hacer su recorrido por la aldea y los pinares hasta Almonte.

En El Rocío la emoción era evidente entre los almonteños y los visitantes que se acercaron hasta la aldea. Las medidas de seguridad se extremaron ayer para salvarguardar a todos los asistentes, así, una valla rodeaba todo el perímetro por donde las yeguas y sus potros iban a pasar, además de estar presentes un gran número de efectivos de los diferentes cuerpos de seguridad. En la puerta lateral de la ermita que mira a la Marisma La Madre, las autoridades esperaban impacientes a que el ganado hiciera acto de presencia. La alcaldesa de Almonte, Rocío Espinosa, estuvo acompañada del presidente del Parlamento Andaluz, Juan Pablo Durán, y del presidente de la Diputación Provincial de Huelva, Ignacio Caraballo. Asimismo, representantes del Gobierno andaluz, como el delegado de la Junta en Huelva, Francisco José Romero, y los delegados andaluces de Agricultura y Turismo también acudieron a observar el espectáculo. Alcaldes y concejales del área de influencia de la marisma se dieron cita igualmente en El Rocío.

El grupo proveniente de la marisma La Madre fue el último y el más numeroso

Durán mostró su "apoyo desde el Parlamento" para que esta tradición, que este año se ha recuperado gracias al esfuerzo de las diferentes administraciones y de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño, "siga manteniéndose a lo largo de los siglos", según sus propias palabras. El presidente expresó sus deseos de ser "una parte más de apoyo para que se pueda difundir por toda España" la actividad y porque "merece la pena venir hasta aquí", al pulmón de Andalucía y de Europa, para conocer la tradición que Durán calificó como todo un espectáculo.

Por su parte, la alcaldesa de Almonte felicitó a la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño por la organización de la Saca de las Yeguas de esta ocasión y por esos meses de negociaciones y trabajo después de que el año pasado no se celebrara la actividad, que finalmente ha fructificado de la mejor manera. Espinosa quiso agradecer la implicación de la Consejería de Medio Ambiente y de su titular, José Fiscal, en las negociaciones previas. Asimismo, la regente explicó que la noche anterior estuvo con las 19 reuniones de yegüerizos en la marisma y que la ilusión era más que evidente. Además, Espinosa comentó que pudo comprobar en la marisma que esta tradición "se va legando de padres a hijos", en su visita pudo ver a los niños que "recibían las enseñanzas de sus padres y de sus abuelos", apuntó la alcaldesa, por lo que recalcó que estos cinco siglos de historia no se van a perder, sino todo lo contrario. En este sentido se manifestó también Caraballo al destacar que se reúnen en un mismo hecho "la tradición, los sentimientos, la cultura y el mantenimiento de un espacio único como es Doñana", señaló. Todo ello también supone no olvidar "la generación de riqueza y empleo para la zona" no solo en el día de ayer, sino en la imagen turística que se "incrementa con esta iniciativa", según palabras de Caraballo.

El consejero de Medio Ambiente, que se unió a la jornada en la zona de sesteo, quiso destacar que la recuperación de la tradición, tras los problemas del año pasado, se debe principalmente "al esfuerzo de la Asociación de Criadores de Ganado Marismeño de Almonte" y que el clima ha sido bueno desde el principio en cuanto a las negociaciones con las diferentes administraciones. Para Fiscal se trata de una tradición con un potencial turístico de gran calibre y el consejero expresó que nunca tuvo dudas de que seguiría adelante. Fiscal participó ayer activamente en la Saca de las Yeguas, ya que, por invitación del presidente de la Asociación de Ganado, Juan Adolfo Arangüete, entró a caballo en el pueblo de Almonte acompañando a las tropas de animales.

El paso de las tropas por la ermita de la Blanca Paloma se inició sobre las diez y veinte de la mañana. La primera cabeza de ganado marismeño que llegó a los pies del santuario fue un potrillo que se había perdido de su madre y que era guiado por los yegüerizos. Precisamente los grupos de yegüerizos fueron apareciendo ataviados con manga larga, pañuelo y sombrero para protegerse del sol y de los insectos que hay en el parque. La primera tropa de animales llegó algo alterada a la zona con varios potros que corrían buscando la libertad a la que tan acostumbrado están. El último grupo, proveniente de la marisma más cercana al Rocío, La Madre, fue el más numeroso e hizo su entrada de forma tranquila, igual que los dos precedentes. Este grupo de animales fue el que se quedó más tiempo en la aldea para ser bendecido por el párroco de Almonte y rector del santuario del Rocío, Francisco Jesús Martín Sirgo. El breve acto religioso puso en evidencia la unión de tradición, amor por la naturaleza y religiosidad que alcanza con la Saca de las Yeguas su máxima expresión. Al principio de dicho acto el presidente de la Hermandad Matriz, Juan Ignacio Reales, dio la bienvenida a todos los presentes haciendo un especial énfasis en los yegüerizos, que son los que han hecho posible la tradición. Reales destacó cómo en esta iniciativa "se unen dos de las señas de identidad más importantes de Almonte", la devoción a la Virgen del Rocío y la Saca de las Yeguas, apuntó. El presidente terminó lanzando varios vivas a la Virgen, la cual se erige como protectora de todo el pueblo de Almonte, de los yegüerizos y el ganado almonteño, tal y como señaló Reales. En el acto intervino también la alcaldesa de Almonte -que se mostró agradecida y orgullosa por los momentos que se estaban viviendo- y el párroco, que bendijo a los animales, tras lo cual todo el mundo procedió a rezar la salve, como marca la tradición de siglos. Una vez concluido el acto, los sentimientos estaban a flor de piel en toda la aldea, si bien eran los más mayores de Almonte los que se abrazaban emocionados, quizá por el pasado año sin Saca de Yeguas, quizá porque el amor por la raza marismeña lo llevan en los genes y ver a las cabezas de ganado frente a su Patrona era demasiado intenso.

El ganado equino fue dejando atrás la aldea marismeña y por los caminos se dirigió a la zona de sesteo, entre El Rocío y Almonte, donde los animales fueron dispuestos en un enorme corral para su descanso y alimento. Enormes nubes de polvo envolvían a las tropas que fueron llegando de forma escalonada al lugar, donde las cubas de agua se disponían y donde las yeguas y los potros pudieron reponerse de la tensión de un camino que hacen una sola vez al año. Los yegüerizos atendían a sus caballos, mucho más agotados que las cabezas de puro ganado marismeño y varios veterinarios atendieron algunos casos de agotamiento y deshidratación, que no revistieron mayor importancia.

En el entorno era evidente el amor profundo por los caballos, con visitantes que llegaban de varios puntos de Andalucía con la única finalidad de presenciar el espectáculo. Igualmente, esta zona de sesteo fue aprovechada por todas las reuniones de yegüerizos y por todo aquel que quiso unirse para reponer fuerzas a través de la comida y la bebida, en unas horas de convivencia únicas. Caída la tarde, siguió el trabajo para que las tropas, que en este caso se reagruparon en nueve, pasaran por las calles de Almonte y finalmente llegaran al recinto ganadero. Allí permanecerán cinco días donde serán cuidadas y revisadas, para luego volver a su casa, las marismas de Doñana.

Los caballos y los carros para vivir en la marisma varios días. Esa es la compañía de los yegüerizos en el parque. Son pocas las horas que emplean en el sueño, en el que caen de una forma profunda, como informa a Huelva Información la joven Carmen Reales, una de las pocas yegüerizas, aunque "cada vez somos más", según explica. Reales cuenta que ha sido la única mujer en su reunión, pero que a ella le da igual, porque lo que desea es poder participar en la saca de las yeguas. Es evidente su amor por este trabajo que desempeña sin ningún atisbo de cansancio, después de pasar entre ocho y diez horas a caballo y durante varios días. Rafael Ramos, por su parte, es yegüerizo desde que era un chaval, y ahora, a sus cuarenta y ocho años, cuenta que todo ha salido bien y no parece extrañarle en absoluto dormir con su montura como almohada y bajo las estrellas, tal y como él mismo comenta, mientras el ganado pace tranquilo a su alrededor. Una singularidad más de esta bella tradición.

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