Volver a caminar y a sonreír: Decenas de niños recuperan la funcionalidad de sus piernas en tiempo récord gracias al hospital Infanta Elena
El centro hospitalario es referente en el manejo de las piernas arqueadas o en X y en corregir las diferencias de longitud entre una pierna y otra
Traumatología Infantil implementa un meticuloso programa para abordar los problemas de crecimiento de los menores
El doctor Andrés Prieto, coordinador del servicio, exporta sus conocimientos y técnicas al corazón de África
Más de 250 niños con problemas de crecimiento en las piernas han logrado recuperar la funcionalidad -y también la confianza- al volver a caminar con normalidad desde el primer día después de haber pasado por las manos de los profesionales que componen el programa especializado de Traumatología Infantil del hospital Infanta Elena de Huelva. Un equipo que, bajo la coordinación del doctor Andrés Prieto y la jefatura de servicio de Antonio Jiménez, ha logrado consolidarse como unidad de referencia en el tratamiento de problemas de crecimiento de las piernas, como las desviaciones en los ejes -piernas arqueadas o en X- y en dismetrías -diferencias de longitud entre una extremidad y otra-.
Detrás de las referidas historias clínicas hay un meticuloso programa que combina planificación digital de alta precisión, tecnología avanzada y cirugía mínimante invasiva para corregir estas alteraciones con resultados sobresalientes. "Lo que hacemos es introducir en el sistema las mediciones adecuadas para calcular por dónde va a crecer el hueso, saber dónde hay que intervenir y, por último, determinar el momento preciso para ello", resume a este periódico el cirujano ortopédico y traumatólogo del hospital Infanta Elena, Andrés Prieto.
El centro hospitalario onubense es un referente en el manejo de las piernas arqueadas o en X, y en corregir las diferencias de longitud entre una pierna y otra, resolviendo con éxito más de 250 casos desde la primera cirugía de este tipo, que data de 1999, tal y como recuerda Andrés Prieto. Sobre la prevalencia, el doctor pone de manifiesto que no existen estudios comparativos, si bien "hay municipios onubenses con bastante patología e incluso observamos que hay un patrón familiar en muchas de estas desviaciones". "Yo he llegado a operar a varios miembros de una misma familia", añade.
Una de esas familias es la de María del Carmen Rodríguez, quien recuerda a este periódico que hace 26 años conoció a Andrés Prieto, llegando a operarse de genu valgo o piernas en X. Solo hace unos meses y, por el mismo problema, se ha operado su hija de 13 años, "aunque la diferencia entre una intervención y otra es importante, dados los avances", cuenta esta onubense. "Mientras que yo he tenido que pasar ahora por una osteotomía tibial, de la que me sigo recuperando, mi hija corrigió su alteración en tiempo récord, saliendo el mismo día del hospital y, nueve meses después, puedo decir que sigue haciendo vida normal y practicando su deporte, el voleibol".
Con mucha confianza afronta ahora un proceso que también seguirá su otro hijo, de ocho años, "quien tiene el mismo problema al haber una cuestión hereditaria en él". Si bien es cierto que, dada su edad, todavía no ha llegado el momento de la intervención, "sí que comienza ahora a ser visto por el doctor Andrés Prieto", a quien manifiesta estar "muy agradecida" por "la confianza que nos da y porque siempre está y siempre contesta a cualquier duda. Si no te responde hoy, es mañana, y eso da mucha tranquilidad", afirma María del Carmen.
Este programa puntero del hospital Infanta Elena permite "corregir una desviación que detectas en la edad de crecimiento y, precisamente, aprovechamos el crecimiento del paciente para solucionar esa desviación sin necesidad de hacer una osteotomía", definido este último procedimiento quirúrgico como el corte y realineación de un hueso, "que deja una cicatriz grande y un postoperatorio de meses". Frente a ello, el hospital onubense "realiza una mini incisión de no más de cinco milímetros, que lleva puntos intradérmicos, y tras la que el niño se puede ir a casa en el mismo día, pudiendo caminar y apoyar desde el principio", sostiene Prieto, quien añade que "la corrección, tras la técnica, la hace el propio crecimiento".
Para ello es fundamental calcular el timing. O en otras palabras, dar con el momento ideal de la cirugía. "Antes de la intervención es necesaria una planificación pre quirúrgica muy precisa", con mediciones clínicas y radiográficas de alta calidad -con el sistema Carestream-. A partir de ahí, los datos son analizados con programas informáticos específicos, AXIS en el caso de las desviaciones angulares y Aequitas para las dismetrías. Lo interesante de ello es que estos programas "no solo tienen en cuenta la edad del menor, sino también su edad ósea y su grado de maduración esquelética", todo un compendio de información que finalmente permite determinar el momento ideal para operar, la técnica más adecuada -normalmente, epifisiodesis o estimulación periódica del crecimiento- y en qué hueso hay que actuar -fémur, tibia o en ambos-.
Las cirugías se llevan a cabo con técnicas mínimamente invasivas, y casi siempre en régimen de cirugía mayor ambulatoria. "El niño entra por la mañana y se va a casa el mismo día, no necesita escayola ni inmovilización, y puede caminar desde el primer día", sostiene Prieto, quien destaca que todo ello "facilita mucho la recuperación".
Tanto desde el punto de vista funcional como estético, el balance de resultados es tan positivo que nunca se han registrado infecciones ni complicaciones que llevasen nuevamente al quirófano; lo que se traduce en que este servicio sea todo un referente en ortopedia infantil para un tipo de problemas que requieren bastante precisión y seguimiento a largo plazo. En este sentido, señala el especialista, "el seguimiento al paciente es entre tres y seis meses hasta que finaliza su crecimiento", pudiendo darse el caso de que la corrección sea suficiente. En tal caso, hay plan B y plan C: un aparato de ortopedia para la noche cuando vemos que le queda poco a su crecimiento y no le da tiempo, dado que esta especie de férula potencia el resultado; y un frenado del lado contrario con la misma cirugía que la primera vez.
Los menores que llegan a este programa son niños en la fase final del crecimiento, tras el inicio de la pubertad -a partir de los 11 años en el caso de las niñas y desde los 12 en los niños-. "Muchos de ellos presentan alteraciones muy visibles y nos vienen por derivaciones de compañeros de Trauma o especialistas en Rehabilitación", expresa Prieto.
Para entender la importancia de acometer tal intervención a una edad temprana, el doctor pone de manifiesto que "si sabemos que a los 12 años podemos quitarle la sombra de que con 40 puedes evitarle una cirugía grave, es obligatorio hacerla". "Estos niños, que ni se enteran de la operación, no necesitan rehabilitación, ni inmovilización, ni tiempo sin caminar... nada que ver con una operación en edad adulta", resume el cirujano y traumatólogo. En este sentido, puntualiza, "no sabemos qué le pasará a un paciente cuando sea adulto, pero sí que sabemos que con estos problemas pueden generar artrosis, con la problemática que ello acarrea", expresa.
El éxito de este minucioso programa trasciende más allá de Huelva y ha convertido al doctor Andrés Prieto en un referente también a nivel internacional. De hecho, el especialista colabora periódicamente con el hospital de Monkole, en la República Democrática del Congo, donde comparte su experiencia en el tratamiento de deformidades y dismetrías óseas en población infantil. Tanto es así que el pasado 7 de noviembre viajó por quinta vez al país africano para impartir formación reglada y talleres prácticos a cirujanos ortopédicos y traumatólogos del centro hospitalario y de áreas cercanas al mismo. Con su labor, Prieto no solo persigue mejorar la atención de los niños con problemas de crecimiento en entornos con menos recursos, sino también formar a profesionales locales para desarrollar estos tratamientos en el futuro.
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