Un viaje por las entrañas del Gran Teatro

La Breva ofrece visitas guiadas en las que invita a los onubenses a ser actores por un día

Distintos momentos de la visita teatralizada en el Gran Teatro de Huelva.
Distintos momentos de la visita teatralizada en el Gran Teatro de Huelva.
T. Lojo

25 de marzo 2015 - 01:00

El Gran Teatro de Huelva, uno de los edificios emblemáticos de la capital onubense, visto desde otro prisma, más allá de la visión de meros espectadores de las diversas actuaciones que se llevan a cabo en su escenario a lo largo del año. Con motivo del Día del Teatro, la compañía La Breva, dirigida por Javier Ceballos, ofrece hasta mañana visitas teatralizadas en las que muestra el funcionamiento de este centro cultural e invita a los onubenses a ser actores por un día.

Desde el mismo momento en que acceden al hall del Gran Teatro, las escenas teatrales se suceden alrededor de los visitantes, que pasan a formar parte de la trama de la historia, cuyo argumento gira en torno a la actividad diaria en el teatro. Las azafatas reciben al grupo, que es guiado por el acomodador, quien aprovecha para dar unas pinceladas de la historia y características del edificio, de estilo neoclásico, construido en la década de los años veinte, siguiendo el diseño del arquitecto Pedro Sánchez, y rehabilitado en 1988.

Los visitantes entran en el patio de butacas, desde el que divisan el principal y el gallinero así como la gran lámpara que cuelga del techo. De allí se trasladan al pasillo denominado de carga, donde un operario, representado por uno de los actores, les indica que allí no pueden estar que es zona de trabajadores del teatro y de acceso de artistas. Un mago que pasa por allí no duda en hacer un juego de magia ante un público entregado. Tras lo cual el grupo es conducido hacia los camerinos. Pasa por la sala donde descansan los artistas antes y después de la actuación, cuyas paredes están decoradas por fotografías de muchos de ellos, una estancia junto a la cual se encuentra la sala de prensa.

En uno de los camerinos, una soprano ensaya, mientras la maquilladora la prepara para la actuación. Por las escaleras y en los rellanos, las limpiadoras se quejan por el paso de tanto visitante, que les obliga a paralizar momentáneamente su actividad.

Cuando llega a la tercera planta, el grupo es sorprendido por unos fuertes golpes en la puerta que da al espacio de trabajo de los tramoyistas e irrumpe en la escena un fantasma, el alma en pena de un actor con poca fortuna, que se presenta como Juan de Osuna.

El grupo sigue la visita por la cabina de los técnicos, donde se le muestra el funcionamiento del proyector, las luces y el sonido. Para a continuación bajar al sótano, finalizando la visita en el escenario. Allí se encuentra el director, Javier Ceballos, que les pregunta por qué han tardado tanto, y les apremia porque tienen que ensayar. Los visitantes se encuentran, sin esperarlo, formando parte del elenco de actores, en una especie de musical, protagonizado por la soprano, en la que son caracterizados sobre la marcha para sus respectivos papeles de secundarios.

Al acabar el ensayo, llegan los aplausos, con los que concluye la visita teatralizada, en la que Ana Carrasquilla, Miguel Rodríguez, Chari Castilla, Isa Requena, Sisi Iglesias, Manolo Arrayás, Mati Petrer, Fran Romero, Antonio García, Carlos Rodríguez, Beni Hernández y Javier Ceballos dan vida a los personajes que recrean el día a día en el Gran Teatro de Huelva.

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