Lo que vi en el Manuel Lois no era de este mundo

Huelva paranormal

Fue entonces cuando escuchó lo que describe como un llanto de niño: “Era muy débil, muy flojito, como lejano, pero constante..."

Antiguo hospital Manuel Lois.
Antiguo hospital Manuel Lois. / M.G.
José Manuel García Bautista

Huelva, 17 de agosto 2025 - 05:00

No quiere que se sepa su nombre, lo llamaremos Agustín y buscó nunca protagonismo. Tampoco quiso formar parte de la larga lista de testimonios que durante años han alimentado la leyenda negra del antiguo Hospital Manuel Lois de Huelva.

Pero hoy, con 68 años y una jubilación que le ha dado distancia y perspectiva, ha decidido hablar. Me decía: "Lo que vi allí dentro no era de este mundo".

Su relato no es fruto del sensacionalismo ni de la sugestión. Agustín fue celador en el Manuel Lois durante mucho tiempo, hasta su cierre parcial en los años 90. Conocía cada rincón del edificio, cada turno interminable y cada pasillo que se perdía en la penumbra. La experiencia que lo marcó ocurrió una madrugada del otoño de 1985.

“Recuerdo perfectamente que era un viernes. Yo hacía la ronda nocturna por el ala de cirugía. Era parte del protocolo asegurar que todo permaneciera en orden, a pesar de que no había pacientes ni personal en esa sección en ese momento por unas obras”, cuenta como si lo hubiera vivido ayer.

Fue entonces cuando escuchó lo que describe como un llanto de niño: “Era muy débil, muy flojito, como lejano, pero constante. Pensé que quizá algún gato había quedado atrapado, porque ya había visto merodear a varios por los conductos”. Pero lo que encontró fue mucho más inquietante.

“Al llegar a la vieja sala de recuperación quirúrgica vi a una mujer. Estaba de espaldas, llevaba un uniforme blanco muy antiguo, como los de enfermeras de antes. Empujaba una camilla vacía. No hacía ruido alguno. Ni el chirrido típico de las ruedas, ni pasos. Pero el frío... era insoportable” recuerda.

Agustín se quedó paralizado. Intentó hablarle, pero la figura siguió avanzando sin reaccionar. “Giró una esquina y desapareció. Corrí tras ella, convencido de que había entrado en una de las habitaciones, pero no había nadie. Ni puertas abiertas, ni sonido alguno. Solo la camilla, perfectamente encajada junto a la pared, como si nunca se hubiera movido”.

El impacto de lo vivido no terminó allí. “Esa misma mañana, mi compañero del siguiente turno me preguntó si yo había estado moviendo mobiliario o abriendo ventanas. Todo estaba revuelto en esa zona. Y nadie más tenía acceso”.

Este fue solo el primer episodio de varios que marcaron sus últimos años en el hospital. Agustín asegura que en múltiples ocasiones, ya en funciones de apoyo a urgencias —la única área que permaneció operativa tras el cierre parcial del edificio—, los sensores saltaban sin motivo.

Al respecto me decía: “Yo iba con la linterna pensando que había intrusos. Pero lo único que veía eran sombras que se deslizaban por las puertas de cristal, o escuchaba pasos en el pasillo tapiado que conectaba con la zona cerrada”.

El miedo, sin embargo, no fue motivo suficiente para irse. “Uno se acostumbra a todo, incluso al miedo. Pero cada vez que tenía que subir solo a los pisos superiores, me persignaba antes. Literalmente”.

Con el paso del tiempo, el Manuel Lois fue vaciándose de personal y de funciones. Quedó convertido en un almacén improvisado del Servicio Andaluz de Salud, y poco después cayó en el abandono definitivo.

La leyenda de su “dama de blanco”, los fuegos inexplicables en la cuarta planta, los llantos sin origen y los aparatos que se encendían solos pasaron a formar parte de la leyenda paranormal de este edificio onubense, alimentados por investigadores, vecinos y curiosos.

Sin embargo, los testimonios de profesionales como Agustín Cordero otorgan a estas historias una dimensión distinta: la de lo vivido en primera persona. Me decía que “no quiero convencer a nadie. Solo quiero contar lo que viví. Porque si algo aprendí en todos esos años es que hay cosas que simplemente no tienen explicación”.

El antiguo Hospital Manuel Lois –ya demolido-, ha sido descrito por investigadores como uno de los lugares más activos en cuanto a fenómenos paranormales en Andalucía. La construcción de un nuevo espacio urbano en su lugar parece el portazo definitivo a los fenómenos paranormales.

“Dicen que así se acabaron los fantasmas del hospital”, ironiza Agustín. Pero él no lo cree. “Lo que hay en ese lugar no se va a ir porque tiren las paredes. Hay memorias que no se borran nunca. Yo estuve allí, y puedo decir a boca llena que lo imposible me ocurrió a mí dentro del Manuel Lois”.

Y ahora, por fin, alguien lo cuenta poniendo cara a su testimonio.

*Para cualquier consulta de temas paranormales no dudes en escribirnos y contárnosla a contacto@josemanuelgarciabautista.net

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