Huelva

Los otros veraneantes de Huelva

  • A causa de obligaciones familiares u obligados por la economía, muchos onubenses permanecen en la ciudad con la ventaja de disfrutar de playas cercanas para hacer escapadas

El Parque Moret de Huelva, una tarde de agosto.

El Parque Moret de Huelva, una tarde de agosto. / Clara Carrasco (Huelva)

Llega el verano y la capital onubense se cubre de persianas bajadas, sus habitantes acuden a sus segundas residencias en la Costa o de viaje para disfrutar de sus vacaciones. Sin embargo, otras siguen hacia arriba, las de los que también veranean pero se quedan en Huelva. Tienen obligaciones, familiares o laborales, o están obligados por la economía. Los meses de verano transcurren entre escapadas a las cercanas playas y paseos por ejemplo por el Parque Moret, donde acuden algunos de estos veraneantes de ciudad.

Es lo que hace cada día Juan Manuel junto a sus perros, Lucero y Lola. Mientras recoge higos con un artefacto casero, cuenta que este año le toca quedarse en tierra. Con la delicada salud de su padre, nonagenario, no se atreve a alejarse mucho. Normalmente, explica, cada verano disfruta de unas vacaciones junto a su mujer y unos amigos en alguna Residencia de Tiempo Libre, además de algún viaje con el Imserso. Ahora acompaña de vez en cuando a sus nietos para ir al Espigón, “que es más tranquila y puedo llevarme a los perros”. Sus mascotas juegan por alrededor y con ellas se le van sus buenas dos horas en el parque cada tarde. “Esto es agradable y más tranquilo”, concluye Juan Manuel sin abandonar su particular recolección.

Juan Manuel con la higuera y su artefacto recolector. Juan Manuel con la higuera y su artefacto recolector.

Juan Manuel con la higuera y su artefacto recolector. / Clara Carrasco (Huelva)

Las choqueras de Bogotá Jacqueline y Jennifer, madre e hija, están sentadas en un banco rodeadas de bolsas de las que sobresalen pelotas, tubos de colores… Y es que dentro de un rato prepararán una gymkana para su hijo y hermano, de 12 años, y para sus amigos. Señalando su móvil la madre dice que “esto es muy malo” y que “los niños no pueden estar encerrados”. Así que aprovechan el espacio que les brinda el parque para coger las bicis, jugar al pilla-pilla, “a la empijamadas”, apunta Jennifer, y lo que se les ocurra a estas dos mujeres a las que todo este trajín les encanta. “Jugamos todos como niños, siempre me han gustado, les tengo paciencia y quiero que compartan”, dice Jacqueline.

Pero no todo es jugar, ella llegó hace dos décadas para un año por trabajo y resultó ser “un poquito más de la cuenta”. Su hija tenía 11 años y el menor ya nació aquí. Van a la playa del Cruce cuando el trabajo les deja un hueco, la madre está empleada “en la dependencia” y su hija, estudiante de auxiliar de Enfermería y titulada en Laboratorio de Química, trabaja de “lo que me sale, también si es algo de limpieza o cuidado de niños”. Porque “hay que picotear”, afirman ambas, “la vida ha subido mucho”.

Jacqueline junto a su hija Jennifer. Jacqueline junto a su hija Jennifer.

Jacqueline junto a su hija Jennifer. / Clara Carrasco (Huelva)

Por el camino de entrada se acercan Antonio y Antonia, residentes en la ciudad pero recién aterrizados del “campito chico” que tienen en Gibraleón. Con hijos ya mayores, el tiempo se les va de un punto a otro. “No hay mucho dinero para alquilar en la Costa”, dice el marido, que añade que cuando tienen ganas de playa tiran para Mazagón, “a Punta no, que hay mucha gente”. “En tiempos de nuestra juventud íbamos a acampar cuando los niños eran chicos, era cuando mejor se pasaba”, rememora.

Le divierte salir en el periódico, donde ya apareció hace muchos años su hijo, “estaba pescando donde el Colón con mi hijo chico y le hacían un reportaje a un futbolista del Recre, nos pidieron la caña y dije que vale, pero que el niño tenía que salir, y salió con el pescado”.

Antonio y Antonia en uno de sus paseos vespertinos. Antonio y Antonia en uno de sus paseos vespertinos.

Antonio y Antonia en uno de sus paseos vespertinos. / Clara Carrasco (Huelva)

Antonia explica que “somos de café, nos tomamos uno con churritos por la mañana y por la tarde otro antes del paseo”. Muchos de ellos en el Parque Moret, que frecuentan todo el año, pero Antonio lamenta que “está abandonadito, una pena, sin vigilancia ni alumbrado”.

Bordeando la laguna están la pequeña Valentina con su madre, también llamada Antonia. Es un día laborable y están pendientes de saber si el fin de semana podrán ir a Santa Bárbara de Casa, su pueblo, “si es que mi hermano no entrena”, explica Valentina. Precisamente es el deporte lo que les tiene pegados a la ciudad estos meses de verano.

Antonia visita el huerto de sus padres de vez en cuando. Antonia visita el huerto de sus padres de vez en cuando.

Antonia visita el huerto de sus padres de vez en cuando. / Clara Carrasco (Huelva)

La niña practica gimnasia rítmica y tuvo que entrenar hasta julio y en agosto retoma el fútbol su hermano. Junto al padre, forman una de tantas familias cuyos fines de semana están dedicados a acompañar a sus hijos en sus competiciones, en estos meses estivales a permanecer en la ciudad para la preparación física.

Al parque acuden con frecuencia porque “mis padres tienen aquí unos huertecillos y venimos a echarles un ojo”, cuenta Antonia. Si es posible, cuando tienen ganas de playa optan por “El Portil, en el caño de la Culata, y el fin de semana pasado fuimos a Ayamonte”.

La madre está contenta, “me alegro de que mis hijos hagan deporte, antes no salían a la calle, era de la casa al colegio y del colegio a la casa, aprenden disciplina y trabajo en equipo, así que el esfuerzo compensa”. Además, añade, “conocemos a mucha gente”, de hecho Valentina asegura que “me apunté para salir de viaje”.

Carmen y Juan junto a sus tres hijos. Carmen y Juan junto a sus tres hijos.

Carmen y Juan junto a sus tres hijos. / Clara Carrasco (Huelva)

También El Portil es una de las playas preferidas de Carmen y Juan, que pasean junto a sus hijos Juan, Álvaro y Mario. “Es muy caro el alquiler”, dice ella, que agrega que “el verano pasado estuvimos mirando para un mes y no bajaba de los 3.000 o 3.500 euros”. Ahora ni lo han consultado, y están disfrutando del verano. Van buscando zonas donde puedan jugar los niños y no se privan de “una cervecita en la avenida de Andalucía y cenamos fuera por la noche”. Si quieren costa, no hay problema, al fin y al cabo “la tenemos a diez o doce minutos”.

La cuestión es “aprovechar el momento”, como apunta la madre de Valentina, así hacen en su familia al igual que Juan Manuel, Jacqueline y Jennifer con su pandilla infantil, Antonia, Antonio, Carmen y Juan. Siempre y donde sea, en verano, en Huelva y pongamos que en el Parque Moret.

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