El valor del aire que respiramos

Los investigadores Xavier Querol (CSIC) y Ariel Stein aseguran que el principal problema de contaminación en Huelva no sólo está en las emisiones industriales, sino en aquellas procedentes del tráfico rodado

Un instante del debate liderado por Querol y Stein, moderado por la directora de la Unia, Yolanda Pelayo.
Un instante del debate liderado por Querol y Stein, moderado por la directora de la Unia, Yolanda Pelayo.
R. Rendón / Huelva

02 de febrero 2011 - 01:00

En los tiempos que corren, en estos mismos en los parece perseguirnos de manera constante el fantasma -más presente que nunca- del cambio climático, olvidamos algo fundamental: la importancia del aire que respiramos. Éste es el argumento sobre el que se sostuvo la charla inaugural de la nueva temporada del Foro UNIA, que contó con la participación de dos figuras de primer nivel en este campo: Xavier Querol, profesor de investigación del CSIC de Barcelona, y Ariel Stein, científico en la Agencia Americana del Océano y Atmósfera y profesor en Maryland (Estados Unidos).

Una veintena de personas asistieron a una interesante disertación de este dúo de eruditos en la materia, titulada El aire que respiramos y cómo mejorarlo, que se desarrolló en la noche del lunes en la biblioteca de la sede rabideña de la Universidad Internacional de Andalucía. Ambos han sido partícipes del estudio sobre la dispersión de partículas de arsénico y otros elementos contaminantes procedentes del Polo Químico onubense, una investigación dirigida por el profesor de la Universidad de Huelva Jesús de la Rosa capaz de predecir -mediante la aplicación de modelos matemáticos que tienen en cuenta variables como la velocidad y orientación del viento o el nivel de emisiones de las empresas- de qué forma se "dispersan, transportan y depositan en zonas cercanas y medias, incluso en Doñana o Sevilla", indicó Stein.

Este diagnóstico de la calidad del aire en el entorno de la ría de Huelva tendrá utilidad, sin embargo, "si los políticos saben incorporarlo correctamente al Plan de Calidad Ambiental, porque si no, es como si llevamos al niño al médico y éste sólo le pone el termómetro y espera que se cure", señaló Querol. Y es que "no hace falta un estudio del CSIC para ratificar que los principales problemas de contaminación en Huelva son la industria y el tráfico: hay que entrar en acción, pero sin ir contra la economía". De hecho, se opusieron a la deslocalización de la industria y abogaron por un control del mapa de contaminación a la hora de "construir nuevos colegios, hospitales o asilos en la capital onubense".

Aunque la media anual de concentración de partículas -especialmente en la capital de arsénico, níquel, cadmio, plomo y mercurio, muy nocivos para la salud- se mantiene en el objetivo de 35 microgramos por metro cúbico de aire, "existen incumplimientos diarios que alcanzan el nivel de 50", apuntó De la Rosa.

No obstante, Querol estimó que "la industria es relativamente fácil de controlar gracias a las normativas existentes", pero el enemigo silencioso de nuestros pulmones es "el tráfico rodado". Su invisibilidad, unida a "que tenemos constantemente un tubo de escape a pocos centímetros de la nariz", lo hacen muy peligroso. Para ello, indicó el científico, hay que mirar a los coches híbridos, imponer el uso del transporte público y "fijarnos en los modelos del norte de Europa, donde los vehículos que contaminan no pueden acceder al centro de las ciudades". En definitiva, cambiar la mentalidad de la población. Xavier Querol dejó claro que un vehículo diésel, a pesar de emitir menos CO2, no es ecológico, porque "emite cinco veces más NO2 que un coche de 1995" .

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