La utilidad del silencio en la comunicación
En comunicación, un oportuno silencio bien mantenido y controlado puede llegar a ser mucho más expresivo que las palabras, sobre todo desde el punto de vista del lenguaje no verbal.
Es importante por supuesto cultivar la capacidad para expresarse, la riqueza lingüística, la habilidad para adaptarse a diferentes niveles y registros en la interlocución con otras personas. Pero todo esto alcanza el grado de excelencia cuando lo aliñamos con una correcta dosis de silencios.
Los silencios son muy útiles tanto en la emisión del mensaje como en la recepción del mismo. Callar a tiempo con el objetivo de dejar al interlocutor espacio para procesar y situarse, puede ser determinante a la hora de conseguir un adepto a la causa que estemos argumentando. Y para el que habla, ese silencio se convierte a su vez en un valioso mecanismo de retorno de información, porque le permite centrarse en el lenguaje no verbal de su interlocutor y decidir cómo avanzar, o no avanzar, con sus argumentos.
La comunicación interpersonal es pura técnica con tareas bien definidas: elegir el orden argumental y seleccionar las palabras; controlar el tono de voz, la postura, los gestos; interpretar todo eso en tu interlocutor y adaptar en tiempo real tu mensaje a lo que el otro te dice con su cuerpo; considerar y adaptarte al entorno en el que te comunicas; valorar las consecuencias; y además, manejar los silencios.
¿Quién dijo que comunicar es fácil? Lo que sí es imposible es dejar de hacerlo. Así que mejor nos entrenamos y tomamos conciencia de lo que comunicamos, también con nuestros silencios.
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