antonio ramírez de verger. catedrático de filología latina de la uhu

"La universidad está para formar pero es la sociedad la que debe proporcionar empleo"

  • El exrector de la Onubense ataca los planes mercantilistas que consideran las universidades como una agencia de colocación

  • Se congratula de que la UHU está plenamente consolidada

De marcada personalidad, Antonio Ramírez de Verger ha sido actor imprescindible en la configuración de la Universidad de Huelva tal y como la conocemos hoy en día. Es un gusto para sus alumnos que de su mano se acercan al latín y a los clásicos.

-Usted fue rector durante ocho años. Supongo que fue muy seductora la idea de ver cómo se gestionaba y tomaba forma algo nuevo como la Universidad de Huelva.

Hay que cambiar la concepción de un máster porque es un título muy serio. No se puede convertir en un regalo"

-Mi visión era levantar físicamente la universidad, pero esto no era entendido completamente pues el universitario mira la gestión del día a día y yo ya tenía la idea de cómo debía ser la UHU, sobre todo el Campus del Carmen. No se puede olvidar que el campus empezó con Ruiz Barraquero con un concurso público y en el momento en que Pedro Rodríguez cedió el terreno se empezó a construir. Esa era la excusa que tenía la Junta de Andalucía para no dar dinero, por lo que en cuanto se liberaron los terrenos empezó la construcción.

-El Ayuntamiento cedió los terrenos pero el cuartel hubo que comprarlo a Defensa, ¿no?

-Hubo que pagar a Defensa 500 millones de pesetas que los costeó la Junta de Andalucía y se tardó en pagarlo por una razón. El gerente con buen criterio, dijo que pagaríamos cuando nos entregaran las llaves y ellos querían que les pagáramos antes y dijimos que no. Incluso nos llevaron a juicio y lo perdieron.

-Llega el año 2000 y usted tiene que afrontar una enorme crisis como fue la de la financiación de la universidad.

-La distribución del dinero no se estaba haciendo justamente. Córdoba por ejemplo, estaba recibiendo por alumno más de 400.000 pesetas. En Huelva se recibían 275.000. Ante esa situación y con el crecimiento que estaba teniendo la UHU la situación era insoportable. No había ni para pagar la Seguridad Social. Fueron años muy duros, hasta que la comunidad universitaria se levantó y de ahí la famosa foto de La Rábida donde me sumé a una sentada con los estudiantes aunque eso surgió de forma espontánea. Yo ya estaba harto de tanto circo en las reuniones con la Junta y con los demás rectores que al final, me ayudaron pero claro, ellos defendían lo suyo. A raíz de aquello, el propio Chaves dijo: "Cuidadme bien la UHU". Y se hizo.

-Y finalmente el problema se arregló en 2001.

-Supongo que ellos reconocerían en su foro interno que el problema de la UHU había que solucionarlo y se dieron cuenta de que la cosa no podía seguir así. De modo que se hizo una nueva reestructuración del reparto entre las universidades y pudimos empezar a respirar. Eso ayudó a que la Junta fuera muy generosa con nosotros para la construcción en el Carmen.

-¿Pensó en algún momento que la Onubense llegara a ser considerada una universidad de segunda?

-Para las tradicionales Huelva era de segunda. Las universidades de Andalucía eran Granada y Sevilla y las demás, subsidiarias pero poco a poco se han ido convenciendo aunque no totalmente, pues siguen siendo las que acaparan la mayor parte de los presupuestos. Aún no se han dado cuenta del valor que tienen Huelva, Jaén y Almería y el bien que la universidad le ha hecho a la sociedad de Huelva. Ahora ya van reconociendo que aquí hay grupos como Química Inorgánica o los de Humanidades que trabajan mucho y con los pocos medios que tienen, por no hablar del campus agroforestal que posee una gran pujanza. Además hay grupos en Física y Educación que son punteros.

-¿Que Huelva iba a ser algo así como una sucursal?

-Ellos pensaban que seguiríamos formando parte de los grupos de Sevilla y que seriamos como una sucursal pero no los necesitamos. Somos plenamente autónomos. No sé si se molestarán pero como profesor me encuentro con mejores condiciones de docencia e investigación que en mi época de Sevilla. Yo no tengo que envidiar absolutamente nada.

-Deja de ser rector en 2005 cuando aún no había concluido su mandato. Fue una gran sorpresa.

-La única razón por la que dejé el cargo fue porque ya había cumplido 8 años en el puesto y era tiempo suficiente. La verdad que no había otra razón. Incluso hubo compañeros que pensaban que estaba enfermo.

-¿Cómo veía la Universidad de Huelva en ese 2005?.

-Yo en 2005 ya la veía consolidada y que ya no había vuelta atrás. A partir del viaje del Rey y que los edificios ya se estaban culminando lo vi con claridad. Lo que no pude conseguir porque era demasiado en ese momento, era traer la Politécnica Superior de La Rábida. Pero ya en 2005 había un cuerpo de profesores doctores establecido, estaban asentados los grupos de investigación, la biblioteca ya estaba abierta y era muy buena, el número de catedráticos había subido y sobre todo el de doctores. Además me di cuenta de que la sociedad onubense ya había hecho suya la universidad.

-O sea que traer la ETSI al Carmen viene de atrás.

-Había un plan de infraestructuras que hicimos que no pude culminar porque no había dinero pero sí se preveía. Además el plan tiene algo previsto y creo que no se hace porque se pensaba que era lo último: que el rectorado esté en el Carmen y hay terrenos para ello. No tiene sentido que siga en Cantero Cuadrado aunque es cierto que el equipo de gobierno va mucho por el Carmen.

-¿Se imagina su vida sin universidad?

-Sería el hombre más desgraciado del mundo. No sabría cómo rellenar mi tiempo, cómo vivir. Se dice lo de la familia y tengo una magnifica relación con ellos, pero no porque yo sea o quiera presumir pero la universidad la llevo en la sangre, es mi vida y el día que me jubile voy a solicitar ser profesor emérito y seguiré si me dejan, venir a la biblioteca y mientras tenga fuerzas seguiré trabajando porque la cabeza no se jubila. Ahora estamos preparando una edición de las obras de Horacio y a ver si nos dan financiación para el proyecto.

-En pasadas décadas la universidad fue muy reivindicativa no solo en España sino en todo el mundo occidental. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué ha perdido chispa?

-Mi interpretación personal es agresiva. Estamos siendo vencidos por el capitalismo salvaje y la globalización deshumanizada. Hemos sido atraídos por juguetes que nos evaden de los problemas reales. Las redes son útiles pero también herramientas de adormecimiento y soledad. No me imagino en los 60 que ante la subida brutal de la luz o los combustibles la gente no hiciera nada. Ahí quiero yo ver a los que se dicen de verdad de izquierdas, dónde están.

-Y llegó el Plan Bolonia que fue un intento de anglosajonizar la universidad europea.

-Pero no hemos cogido la parte buena de esas universidades. Nos hemos quedado en la orilla. Los planes de estudio están atomizados y no se ha simplificado la burocracia sino que se ha multiplicado. Además, ¿alguien controla la calidad? Lo que ocurre es que los profesores somos muy cumplidores pero no hay control del fondo. La universidad aún no ha hecho la revolución pendiente.

-Solo en Andalucía hay cerca de 600 másteres oficiales, ¿no estamos ante una burbuja?

-En líneas generales no responden a lo que debe ser un máster. Es una titulación más importante que el grado y hay que exigir mucho más y eso no pasa. Debe tener una exigencia muy superior al grado. En una universidad de primera fila, un máster supone un trabajo intenso diario. El que se matricula sabe a lo que se atiene. Aquí sí se encuentra ese nivel en los másteres de Economía. Hay que cambiar la concepción del máster pues es un título muy serio. No se puede convertir en un regalo.

-Las universidades privadas no parece que ofrezcan un nivel muy bueno.

-El nivel de las privadas no es alto porque fundar una buena, cuesta mucho dinero y quién es el que pone los miles de millones de euros que hacen falta. Solo funcionan las que tienen una infraestructura paralela como los jesuitas del País Vasco que además tienen el respaldo de Estados Unidos, pero las hay que dan títulos a voleo y apenas tienen doctores.

-¿Cuál es el perfil del alumno de Humanidades?

-Quien elige Filología Hispánica es por vocación porque quiere estudiar el español. Otro perfil es el que sacando inglés tendrá más posibilidades de empleo. Y eso se une en la doble titulación que tenemos. Es por eso que hay muchos alumnos, lo que nos sorprende incluso a nosotros.

-¿Todavía se oye eso de para qué sirven las Humanidades?

-En esta época de capitalismo salvaje se nos pregunta eso casi todos los días, que para qué sirve la filología pero eso no es nuevo. Ya a Ovidio su padre le hizo preguntas parecidas . Y yo respondo: ¿para qué sirve la música? ¿Para qué el deporte, para qué la religión? Pues para alimentar el espíritu humano, para soñar, para vivir bien la vida, disfrutar de una obra literaria, de una obra de arte, en fin, disfrutar de la vida. Aprender para nada en el fondo es muy rentable para la vida.

-¿Cómo se sedujo del latín?

-A mi me enamoró Esperanza Albarrán que era catedrática de Griego en San Isidoro de Sevilla porque a mí me gusta más el griego que el latín porque es más rico. Aun jubilada me han dicho que sigue yendo allí y archiva y da nombre a los legajos antiguos. Ya en la facultad me volvió a dar clase. Yo me quedaba embobado con ella.

-¿Se seguirán impartiendo Humanidades en las universidades? ¿No cree que éstas se están haciendo más mercantilistas?

-Digo como Antonio Fontán: "El día que no se enseñe griego en una universidad eso no será ya universidad". Será otra cosa. La universidad no está para colocar a la gente. Está para formar y es la sociedad la que está obligada a darles trabajo. La universidad está para formar lo mejor posible: enseñarles a hablar correctamente, a interpretar un texto, a resolver unas diferenciales pero la universidad no tiene que colocar al son de lo que digan los empresarios. Es la sociedad la que lo debe hacer pero además, la vida es más que encontrar un trabajo rápido y mal pagado que es lo que está pasando.

-¿Con qué nivel llegan los alumnos a la universidad?

-Nadie se ha metido a analizar los libros de texto y uno se echaría las manos a la cabeza. No se enseña por ejemplo, lengua sino lingüística. Tenemos un sistema teórico y eso también se repite en la universidad. Que los profesores hagan que sus alumnos escriban dictados, que lean, que les enseñen la gramática española con normalidad. El sistema educativo español falla porque no se ha metido mano a los contenidos en la educación. Hay que ver qué se está enseñando: mucha teoría y poca práctica. Mi vida profesional cambió en 1980 cuando me fui a Yale con una Beca Fulbright. Era un posdoctoral y empecé a asistir a las clases de literatura latina. Yo aluciné pues me habían enseñado todo teoría, pero al ver cómo Gordon Williams explicaba a Plauto y a Catulo leyendo sus obras, me quedé extasiado. Cuando volví, nadie en Sevilla quería dar literatura latina y yo lo estaba deseando. Cuando lo conseguí apliqué el sistema de Yale, lo que ya hace bastante gente en España: una literatura práctica pero eso no ha logrado cambiar el sistema español en el que sigue habiendo mucha teoría y poca práctica, mucha forma y poco contenido.

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