En tren por las Marismas del Odiel
Medio Ambiente inauguró ayer en Huelva las rutas gratuitas para dar a conocer los parques naturalesl próxima parada Las Jornadas de Puertas Abiertas para conocer en tren el paraje natural de Marismas del Odiel tendrán lugar durante todos los fines de semana del mes de abril. Más información: 902 52 51 00
Ayer, los senderos de la marisma sólo se vieron alterado por el traqueteo del tren. La brisa refresca los rostros ávidos de procesar nuevas experiencia. Comienza la travesía. La Consejería de Medio Ambiente inauguró ayer la jornada de puertas abiertas 'Andalucía en sus Parques Naturales', que se materializará en la provincia de Huelva, durante todos los fines de semana de este mes de abril, en una ruta en tren neumático por el Paraje Natural Marismas del Odiel.
Tras la proyección en el Centro de Visitantes Anastasio Senra de un breve pero instructivo vídeo, sobre lo que significa y es hoy en día este paraje, y después de paseo a pie a un observatorio cercano, en primera línea de marisma, echaba andar esta aventura ferroviaria sin raíles y, por supuesto, sin ningún resquicio de alta velocidad.
A un ritmo pausado, sobre la carretera del espigón, los monitores nos descubren las salinas que flanquean este interminable vía. Una vez tierra, se abre el telón. Comienza el espectáculo. El olor a jara y romero embriaga intensamente este nuevo recorrido. Entre pinos y marismas, los negros cormoranes secan sus plumas al sol, en fila como soldados disciplinados. Garzas reales levantan el vuelo. Un grupo de espátulas, la reinas de estas marismas no vigilan agazapadas. Al fondo, con sus encorvados picos, rosados flamencos se alimentan de artemias salineras.
Primera parada. Uno de los monitores se baja del tren y dentro de la marisma recoge en un vaso tres de estas suculentas artemias rojas. "Mirad, estas son las responsables de que los flamencos tengan ese color rosa, por una parte, y que las demás aves siempre tengan garantizado alimentos". A simple vista, parecen poca cosa. Apenas mide dos milímetros y este 'camarón diminuto' es capaz de garantizar la supervivencia de las 200 especies de aves que viven en este paraje natural.
El tren neumático reinicia la marcha. Entre baches y curvas imposibles, la vida bulle en estas superficiales balsas salobres que cada que vez se van alejando de nuestra presencia. Una vez rodeados de pinos, y teniendo como testigos en la lontananza a los coches que circulan por la autovía hacia Punta Umbría, los monitores cazan con su vista un águila pescadora. Posada en un poste, parece está esperando un movimiento en falso de su próxima víctima.
Los visitantes ajustan sus prismáticos. Ahora toca acercarse a los diferentes miradores que se asoman a las marismas para intentar coger a otras aves in franganti. Una buena parte de los 5.000 millones de aves que cada año emigran hacia el sur pasan por estas marismas. Aquí cría el 30 por ciento de la población de espátulas europeas, también las garzas, las grullas y los flamencos. También hay anfibios, mariposas en peligro de extinción, reptiles o el escaso camaleón. Su productividad biológica es pareja a la de un bosque tropical, nos comenta los guías.
Esta primera travesía en tren de este año, enmarcada dentro programa de visitas a parques naturales de la Junta de Andalucía que pretende mostrar su riqueza mediante actividades gratuitas, finaliza tal como comenzó, en el centro de visitantes Anastasio Senra. Sólo queda despedirse de este paraje que se extiende a las puertas de Huelva, entre el dique Juan Carlos I y los amenazadores humos del polo químico.
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