Una torcedora de puros en Huelva

Lidia Álvarez se encuentra en España mostrando la elaboración del puro habano

Lidia Álvarez muestra el proceso de elaboración de un puro.
M.guillén Huelva

09 de julio 2015 - 01:00

La magia de los viejos oficios que nunca mueren. Es la que transmite Lidia, una torcedora de puros cubana que se encuentra en España mostrando el arte de su oficio, del que se muestra profundamente orgullosa.

Rodeada apenas de tres sencillas herramientas se dispone a demostrar su destreza. Algunas hojas de tabaco, su tabla de rolar (tabla de madera), la chaveta (cuchilla de corte), goma para sellar la perilla del puro, guillotina, y manos a la obra. En apenas tres minutos elabora unos de los puros considerados de mayor calidad, el puro habano, único por la pureza de su materia prima proveniente de Cuba.

En la elaboración de los puros se utilizan tres tipos de fortalezas, o lo que es lo mismo, hojas de tabaco. El bolao aporta la combustión, el seco, el aroma y el ligero el toque de sabor. Cada marca se caracteriza por una intensidad determinada que dependerá de las hojas con las que se haga la ligada o unión de las hojas.

"Comencé en este oficio cuando tenía 20 años, en la fábrica Alberto Mancilla Robles, en la provincia de Sancti Spíritus, Taguasa" cuenta Lidia, recordando su periodo de formación de 9 meses en el que recibió los conocimientos necesarios para desarrollar su trabajo. Fue la primera de varios hermanos en decantarse por este oficio, al que luego se unieron varios miembros de su familia. Asegura que su empleo como torcedora de puros le ha permitido mantener a sus hijos a "un buen nivel de vida". Aunque originariamente este oficio ha sido cosa de hombres, cada vez son más las mujeres que se dedican a él, constituyendo el sustento principal de muchas familias.

Junto a este viejo oficio encontramos una de las figuras más íntimamente relacionadas con los torcedores de puros, el tabaquero o lector de tabaquería. Mientras los trabajadores desarrollan su trabajo diario, el lector de tabaquería lee en voz alta la prensa, novelas de conocidos autores o sintoniza la radio. "Los torcedores nos consideramos personas muy disciplinadas e instruidas porque gracias a los lectores sabemos a diario lo que pasa en nuestro país, estamos muy bien informados" confiesa Lidia.

La lectura del diario Granma o la cadena Radio Base o la narración de obras como El Conde de Montecristo marcan la jornada laboral de los torcedores de puros, quienes aplauden a su lector golpeando con la chaveta la tabla de rolar en forma de agradecimiento. Lidia destaca la formación de estos lectores tabaqueros, "el nuestro es licenciado en Español y Literatura", comenta.

Ambas figuras, la de torcedor de puros habanos y la de lector de tabaquería, representan esos antiguos oficios en los que las máquinas no han sustituido las labores manuales de las personas, quienes además de conocimiento aportan humanidad y amor a su trabajo.

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