Sol, música, buenas tapas y un espacio ideal... La combinación perfecta para no salir de la Plaza de las Monjas. La Feria de la Tapa de la capital onubense registró un lleno espectacular en la jornada del sábado, donde miles de onubenses acudieron hasta las carpas instaladas en su céntrico espacio para disfrutar de la gastronomía y la compañía.

Grupos de todas las edades compartieron las exquisiteces ofrecidas en las siete barras de otros tantos restaurantes singulares de la provincia y la capital onubense. La Feria de la Tapa arrancó el pasado jueves con el regreso a la Plaza de las Monjas, su lugar original. La decisión ha despertado el interés de miles de onubenses y ha animado más si cabe todo el entorno, convertido en auténtico epicentro de la restauración onubense. Las consumiciones cuestan 3 euros y las bebidas 1,50.

Siete stands de tapas, uno de marisco, uno de chacina y uno de vinos, además de la barra central de bebidas componen el recinto ferial. Cada uno de los establecimientos de tapas que participan presentan una de sus creaciones al concurso que elegirá la tapa ganadora de esta edición de la feria. Una competición que se presenta reñida este año con candidaturas que van desde la cocina más tradicional a las reinvenciones más osadas de los clásicos de toda la vida. Como si de un álbum de cromos se tratara, apenas un par de horas después de que se diera el pistoletazo de salida ya había quien miraba el folleto informativo queriendo tachar de él el mayor número de tapas posibles. Y es que el objetivo es, de aquí hasta el domingo, haberlas probado todas.