La terrible filoxera y Huelva (I)
Historia menuda
La plaga de filoxera comenzó en Francia en 1863 e hizo su aparición en Andalucía hacia 1879 l El primer grito de alarma se daría en la provincia onubense en los años ochenta del siglo XIX
POR segunda vez -la primera estuvo dedicada a las plagas de la langosta en el término de nuestra capital- la Historia Menuda de Huelva acoge un trabajo alusivo a la historia de la Agricultura. Poco estudiada y menos divulgada, es obvia la gran importancia que la misma ha tenido si se tiene en cuenta que hasta la Revolución Industrial, la humanidad vivía principalmente de tres focos alimenticios: la pesca, la ganadería y la agricultura. Todavía en este venturoso 2012, a pesar de la crisis, esta actividad sigue siendo en el mundo entero la que ocupa el mayor número de brazos. Esta historia relata la invasión de la filoxera que padeció la provincia de Huelva en los últimos compases del siglo XIX, la lucha tenaz contra ella de unos hombres y unas instituciones desasistidos por una administración negligente o que no calibraban en su magnitud la gravedad del mal y de los sacrificios que tuvieron que realizar los humildes campesinos.
En cualquier libro de zoología podemos leer que "la Phyloxera vastratix es un pequeño hemíptero que vive en colonias, temible tanto por su enorme poder de reproducción como por su insaciable voracidad". La filoxera hembra efectúa ocho o nueve puestas anuales. Comienza a primeros de marzo y acaba al llegar los primeros fríos. La cuenta de las sucesivas puestas es impresionante: si un huevo de marzo produce 50 y cada uno de éstos 50 más, en el mes de abril habrá 2.500 y, multiplicando, el 1 de agosto obtendremos la cifra espantable de más de quince mil millones de huevos y aún faltarán otras tres puestas.
El insecto es volador, con un radio de vuelo de quince a veinte kilómetros. Esta circunstancia explica que la invasión filoxérica fuese lenta; en cambio, "no conocía obstáculos insuperables…".
Se creía que ríos y montañas serían impedimentos suficiente para cerrarle el paso; así, De Camps Arboux, nos cuenta "que en Francia confiaban en que no pasaría el Ródano y la cordillera pirenaica. Lo superó todo para sembrar por doquier del continente europeo la ruina y la devastación…".
La introducción de la filoxera en Europa tuvo por causa la importación de cepas americanas con las que no tenían poder devastador el oidium. La plaga comenzó en Francia en 1863 e hizo su aparición en Andalucía hacia 1879. A partir de esa fecha la filoxera fue una palabra nueva y terrible para los agricultores.
En España comenzó la invasión filoxérica en una finca llamada La Indiana en Málaga por la introducción de vides procedentes de Montpetlier en el año 1878; meses después se encontraron focos en el Ampurdán (Gerona) y en Monterrey (Orense); estas tres manchas se fueron extendiendo y en 1900 estaba extendida por todo el país.
El primer grito de alarma en nuestra provincia se daría repetidas veces en los años ochenta del siglo XIX. Pero nos vamos a centrar en la terrible invasión que atacó las cepas jerezanas en los últimos meses de 1899 e irrumpió en nuestra provincia poco después.
El diario La Provincia, velador de todo lo que significase avance o promoción para nuestra provincia, había intentado, conociendo el poder devastador del terrible insecto, alguna solución (6 de mayo de 1900):
"… hace mucho tiempo, con motivo de la presencia de esta plaga en Jerez, y mostrando el ejemplo de otros pueblos, incitar a los viticultores de Huelva a sindicarse y crear un fondo de resistencia. Nada se ha hecho; pues ahora no hay más remedio que sufrir las consecuencias".
Pero fue en vano. Por ello, la alarma se encendió cuando el mismo diario comunicaba a sus lectores la llegada de la filoxera: "Tenemos el sentimiento de anunciar al público que está reconocido por personas competentes la existencia de la filoxera en una viña del término de Trigueros. Es lo único que nos faltaba. Y ¿qué se hace ahora para combatir tan terrible plaga?".
En el diario La Provincia del 6 de mayo de 1900 se publica una carta que lleva consigo una dura crítica a las autoridades, incapaces de haber tomado medidas, nada más hubiera aparecido la plaga, que hubiese acabado desde un primer momento o aminorado los efectos del terrible insecto:
"La filoxera. En nuestro número anterior dimos la noticia de haberse declarado la existencia de la filoxera en esta provincia, y el mismo día recibimos la siguiente carta que revela que la existencia de la funesta plaga es más antigua y está más extendida de lo que se sospechaba:
Señor director de La Provincia:
"Dios ha dado a los hombres la inteligencia para luchar contra los peligros de la existencia, a los animales el instinto.
Cada vez que la sociedad quiere prescindir de la inteligencia por mala fe o por abandono, resulta como consecuencia la decadencia o la ruina.
Según cartas recibidas, es innegable que en los términos de Trigueros y San Juan del Puerto existen grandes focos de filoxera.
En su consecuencia, como propietario de viñedos me siento impulsado a enviar a los alcaldes de Trigueros y San Juan del Puerto mis más entusiastas felicitaciones por haber ocultado tan fausta noticia; a la Junta de Agricultura, Diputación y Gobierno de la provincia, mi más cordial enhorabuena por su admirable pasividad e inocencia.
Magnífica ocasión para repartirse los fondos de calamidades públicas como premio a la estupidez, a la desidia y a la mala fe.
Ave César, morituri te salutant".
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