La última hoja del calendario de 2019 caerá hoy por su propio peso y la emoción incontenida por la entrada de un nuevo año comienza a aflorar. Es un tiempo de despedida, pero también de bienvenida a una nueva década, a la que los onubenses le piden suerte con el característico ritual que tiene como protagonistas las uvas.

El barrio de Isla Chica, por quinto año, ha querido adelantarse al resto con su ya tradicional simulacro de las campanadas de Nochevieja. La Plaza Houston transformó su habitual aspecto para acoger a cientos de onubenses que no querían dejar pasar la oportunidad de pedir la suerte en dos ocasiones.

Con ligeras diferencias con respecto a la noche del 31 de diciembre, la de ayer se nutrió de música y buen ambiente para proveer a todos de la ilusión que emana de las uvas. A las 21:00 sonaba la primera campanada y, rápidamente, comenzaba el intenso desafío consistente en terminar a tiempo. Sin embargo, no deja de ser un entrenamiento, pues a cada uno de los asistentes se les repartió nueve uvas con objeto de facilitar la compleja tarea a la que se tienen que enfrentar hoy.

La iniciativa, que reunió hasta 4.000 uvas, estaba organizada por la Agrupación de Empresarios de Comercio de Isla Chica con la colaboración del Ayuntamiento de Huelva. La misma está ya asentada en la programación navideña que se realiza para amenizar las fiestas. A la misma no faltaron, además, la charanga y las actuaciones musicales que impregnaron de ritmo y alegría uno de los espacios más emblemáticos de la capital onubense.

Este año la celebración tiene un fin solidario. Tras los desperfectos ocasionados hace dos semanas por la borrasca Elsa, que trajo consigo fuertes lluvias y vientos, el pequeño comercio de Nerva sufrió daños. Por ello, se distribuyeron huchas con la misión de recaudar fondos para atender a los afectados, si bien también se puso en conocimiento de las personas la existencia de una cuenta bancaria habilitada para arreglar los desperfectos. De este modo, fue el alcalde del municipio onubense, José Antonio Ayala, quien puso su voz para cantar las uvas desde el balcón de la joyería de la plaza Houston, espacio que ya acostumbra a acoger esta especial iniciativa.