Es "un magnífico mirador, desde el cual la vista puede abarcar un extensísimo y variado panorama, que comprenderá en primer término las estaciones de los ferrocarriles de Río-Tinto y de Sevilla, la bahía y muelles con su constante movimiento, la ría desde mas arriba de Corrales hasta el mar, la confluencia de los ríos Odiel y Tinto, la Isla de Saltés, Punta Umbría, Torre de Arenilla, La Rábida, Palos, Moguer". Este es el amplio horizonte que el periodista Braulio Santamaría decía a finales del siglo XIX que podría verse desde la actual Casa Colón, levantada por la sociedad The Huelva-Hotel Company Limited a iniciativa de Guillermo Sundheim, como publica en Huelva y La Rábida, en 1878.

Era la amplitud de una ciudad que en este extremo tenía grandes posibilidades de expansión, pero que solo podría alcanzarla nada más que con la mirada, pues la vía del tren a Sevilla y, en especial, el de la Compañía de Río Tinto -que llegaba hasta el embarcadero de minerales- se convierten en un cinturón que oprimían su crecimiento. Eso es lo que denuncia Braulio Santamaría en 1878, porque entiende que el embarcadero dificultaría la navegación en el puerto. Pero, sobre todo, porque se habían hecho concesiones de las marismas a la RTC para almacenes, talleres y estaciones, "sin haber interpuesto la municipalidad su veto adquiriéndolas para ensanche y paseos públicos de la población". Decía que había otros sitios para estas concesiones y que se creaban así "dificultades para el porvenir".

Ahora, 140 años después de que el periodista denunciara ese ahogamiento que como él aventuraba ocurrió, esta semana caía por fin la tapia de la Renfe a lo largo de la avenida Escultora Miss Whitney y deberá seguir hacia la avenida de Italia. A las mismas puertas de El Punto ya se nota que llega un aire fresco de la marisma y Huelva quiere acercarse a su Ría desde el Ensanche. Esa es la realidad que se desea acariciar y que pronto llegue el parque del ferrocarril.

Terminamos con otra reivindicación de Braulio Santamaría, que hoy tiene bastante actualidad. Incidía en 1878 en "la falta de comunicaciones que aún existen", y eso que dejaba reflejado que había terminado la construcción del ferrocarril de Sevilla a Huelva, y decía que "es una de las más perfectas líneas de España", mientras comenzaba la construcción de la línea de Zafra. Hoy tenemos una nueva estación, pero con el mismo trazado que entonces. Así que, como hizo Santamaría, habrá que reivindicar mejores infraestructuras. Esperemos tener más suerte.