Un sobrero de casta
EN el sorteo de la mañana, ninguna cuadrilla mostró especial entusiasmo por que se le asignase ese toro: sin presencia aparente, más bajo de peso que el resto y sin nada que indicase su bravura. Si fue lidiado fue debido a que dos de los astados elegidos fueron devueltos a corrales; si Alejandro Talavante salió ayer a hombros por la puerta grande tras llevarse dos orejas fue en gran parte a causa de Magistrado: 495 kilos de pura casta y dos pitones amenazantes.
Las comparaciones son odiosas, especialmente para quienes las sufren, no así para quien con ello logra que su trabajo sea reconocido con justicia. La diferencia principal entre estas y las pasadas colombinas no ha venido de los carteles -con integrantes prácticamente fijos desde hace años-, sino de la mano de las ganaderías. Que tome nota, a quien corresponda.
Ya solo resta la prometedora novillada de hoy, protagonizada por algunos de quienes están llamados a volver al coso de La Merced como primeros espadas.
También te puede interesar
Lo último