Huelva

El singular nombre de la canoa

  • lAl principio, desde finales del siglo XIX, siempre se les llamó vapores a los barcos en la travesía a Punta Umbría

  • En los años veinte del XIX aparece la 'Canoa-automóvil Dolores'

La canoa forma parte del diccionario de términos onubenses, donde se pueden incluir desde la trochería, una manguara, la pandorga... y tantos otros. Cada uno tiene un significado y un porqué.

En el caso de la canoa, muchas veces nos preguntamos de dónde viene ese nombre tan peculiar, cuando la idea que ofrece es de un barco de poca eslora y no muy propio para el transporte de Huelva a Punta Umbría. Aquí no gustó nunca eso de llamarlos ferry, por mucho inglés que fuera a las playas. Para eso ellos tenían sus barcos de vapor e incluso por las aguas de la Ría surcaba una embarcación de ruedas a modo del famoso río Missisippi.

Al principio unas lanchas llevaban a la tripulación a sus barcos fondeados

Es imposible pensar en una canoa cuando se hablaba del Isla Saltés, era el Príncipe Eddy adquirido en Inglaterra, un barco de dos plantas reciclado a la travesía de la playa. Los anuncios a principios del siglo XX hablaban del "Vapor Isla de Saltés".

En 1916 se conoce por las reuniones celebradas en el Círculo Mercantil la presencia de una Sociedad para la Adquisición de Vapores para Punta Umbría.

Las embarcaciones se anunciaban por su nombre y eran empresa de barcos de pasajes. ¿Pero desde cuándo se comienza a hablar de la canoa? Lo cierto es que en los primeros viajes nadie se refiere a la canoa de Punta Umbría. Esto viene a partir de los años veinte. A principios del siglo XX están los vapores Anita (que ya hacía viajes a La Rábida y Punta Umbría en los actos del IV Centenario), Punta Umbría, Donostiarra, Rosario, además de los ya citados Isla de Saltés y Puerto de Santa María, que era de rueda de paletas. Los ingleses tenían primero el vapor Melita y luego el remolcador Fortuna. La denominación de vapor también se refiere a los que realizan otras travesías más largas que incluían Cádiz, Huelva, Lisboa, los puertos del Norte e Inglaterra.

Es en los años veinte cuando aparece al menos en la prensa la denominación de la canoa para las embarcaciones que realizan la travesía de Huelva a Punta Umbría. Es la Canoa-automóvil Dolores. Lo que viene a indicar que la forma de locomoción es distinta, llevaba gasógeno y es tan ágil como una canoa, una de las lanchas de la Ría. El Yate también funcionaba igual, lo mismo que el Rápido, que utilizaba gasógeno de carbón y empleó motor de gasolina.

Mientras, el Puerto de Huelva en 1956 adquiere a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir la Canoa-automóvil Adey. Los ingleses en sus normas hablan en 1962 de la canoa, habían comprado la canoa Margarita.

Cuando se hace más popular el nombre de la canoa es con la aparición de la empresa de Pascasio, que se hace cargo de una flota de barcos ágiles para la ruta fluvial a Punta Umbría y se queda en exclusiva con esta línea. Como luego le seguiría Manuel Varela, una travesía que hoy sigue la llamada para que no haya dudas Canoa de Punta Umbría, aunque con un tipo de embarcación distinta a las más románticas de madera.

Sostenemos que canoa es el nombre que sugiere las embarcaciones pequeñas y ágiles, para el uso de pocas personas. Su origen está en las llamadas lanchas, primero a velas y luego a vapor. Los ingleses promueven en 1883 la adquisición de una lancha a vapor para el traslado del personal que se debe integrar a la Minas el lunes.

Embarcaciones que asistían a los barcos que no entraban en los muelles y se encontraban en medio del río. Les abastecían de provisiones a la vez que acercaba la tripulación a puerto.

Aquellos barquitos sí tenían disposición de canoas, al menos en una embarcación pequeña, en la que entraban un grupo reducido de personas. Realizaban también la travesía a Corrales, al Puntal de la Cruz o la Banda de Bacuta.

Ese nombre de canoa se puede visualizar perfectamente en la llegada del hidroavión Plus Ultra a los puertos argentinos. En su estancia en Pernambuco, como recoge Ramón Franco y Ruiz de Alda en el libro de Palos al Plata, se viene a decir cómo fue el traslado al puerto: "En una de las canoas del puerto fuimos al desembarcadero, con las autoridades y cónsul de España, y aquí empezamos el martirio de ser glorificados en vida". Como luego les ocurriría en Río de Janeiro.

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