El silencio culpable

El silencio culpable
El silencio culpable

Con sus cinco nominaciones a los Oscar que se otorgará en la madrugada del lunes para nosotros, The reader, basada en una excelente y recomendable novela de Bernhard Schlink, cuenta como favorita, al menos para su protagonista Kate Winslet, que ya obtuvo un Globo de Oro, por esta actuación. Dos frases en el frontispicio del cartel resultan muy reveladoras: "¿Hasta donde llegarías por ocultar un secreto?" y "El poder de perdonar, el poder de amar"…

El director de Billy Elliot (2000) y Las horas (2002), dos películas inolvidables por diversos conceptos, ha cumplido con ese difícil trance de adaptación, en la siempre compleja dicotomía cine-literatura, del libro original cuya historia nos lleva a la Alemania posterior a la II Guerra Mundial. El adolescente Michael Berg, se encuentra enfermo. Hanna le presta ayuda para llegar a su casa y cuando el chico la busca para darle las gracias, se inicia una cálida relación entre ellos, a pesar de que Hanna le dobla la edad. El idilio se hace más intenso, más íntimo. Un día ella desaparecerá misteriosamente. Ocho años más tarde se reencontrarán de nuevo.

Con respecto a la frecuencia con que los temas del pasado nazi se trasladan a la gran pantalla y de los que El lector, es un buen ejemplo, parece obvio que son muchos los que aún quedan por contar en tan larga crónica del Holocausto y sus consecuencias, en este caso para comprobar como se instrumentaliza o se manipula a las personas por la fuerza del poder, sobre todo durante una tiranía tan perversamente cruel como la ejercida durante el III Reich.

Hay dos partes bien diferenciadas en la narrativa argumental de The reader, la primera sobre las relaciones de Michael y Hanna, íntimas y bien explícitas en el aspecto sexual y comunicativo a través de la lectura. La segunda cuando el relato cambia totalmente su trayectoria con un joven estudiante de Derecho que se enfrenta inesperada y abruptamente en el proceso en que se ve implicada Hanna, antigua militante de las SS y presunta ejecutora en los campos de exterminio del gobierno alemán.

La historia entra en un capítulo lleno de dudas para el protagonismo, cómplice de un silencio culpable, el mismo que se extiende a toda una sociedad que no conocía o fingía ignorar un genocidio encarnizado, cruel y exterminador. La habilidad e inteligente narrativa de Stephen Daldry, entra valientemente en una espiral donde el error, el delito, la culpa, la crueldad, la obediencia debida, el erróneo sentido del deber, la incomprensión, el perdón y la propia expiación, entran en juego apasionante, para amalgamar una parte final que, siendo más premiosa y en algunos momento discursiva, define con una nítida corrección fílmica la auténtica intención del discurso.

Con una interpretación, conmovedora e impresionante en algunos momentos, de Kate Winslet, dignamente secundada por el joven David Kross y Ralph Fiennes.

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