¿Qué significa ser auténticos?
Psicología y salud
La autenticidad puede parecer un desafío en un mundo más abierto a tratar de aparentar y contentar a los demás, pero es el camino a que seamos más seguros

EN un mundo que constantemente nos invita a adaptarnos, a complacer y a seguir las expectativas sociales, encontrar y mantener nuestra autenticidad puede parecer un desafío. Con la autenticidad se trata de ser real, de aparecer como tú mismo, no como la versión editada, pulida y perfectamente presentada de quien crees que deberías ser.
La autenticidad debe alinear quién eres realmente con quien pareces. Tus acciones reflejan tus valores, tus decisiones, tu verdad, y tus relaciones se construyen sobre la honestidad en lugar del desempeño o la conformidad.
A nivel práctico, ser auténtico podría implicar decir que no cuando algo no se quiere, incluso si todos los demás están diciendo que sí. Podría significar ser lo que realmente quieres ser, en lugar de lo que crees que se supone que debes ser. Podría ser admitir que no estás bien, incluso cuando la gente espera que estés bien. Y a veces significa dejar ir roles e identidades que ya no encajan, incluso cuando los llevas durante años.
Carl Jung creía que cada persona posee un “yo” auténtico, una esencia que debe ser descubierta y aceptada para vivir una vida plena. Según él, negar o reprimir aspectos de nuestro ser, como las emociones, deseos o talentos únicos, nos aleja de esa autenticidad y puede generar conflictos internos y sufrimiento.
Jung nos anima a explorar nuestro inconsciente, a confrontar nuestras sombras y a integrar todos los aspectos de nuestra personalidad. Solo así podemos llegar a ser quienes realmente somos, en lugar de quienes la sociedad o nuestras propias máscaras nos han llevado a ser. La fidelidad a uno mismo, en su visión, implica aceptar y honrar esa totalidad interior.
Ser auténtico y fiel a uno mismo se relaciona con el bienestar emocional, la autoestima y las relaciones saludables. La autenticidad nos ayuda a construir una identidad sólida, a tomar decisiones coherentes con nuestros valores y a vivir con integridad.
Numerosos estudios muestran que las personas que se sienten libres para expresarse auténticamente experimentan menos estrés, mayor satisfacción y relaciones más genuinas.
La psicología recomienda el autoconocimiento, la aceptación y la honestidad como caminos para fortalecer nuestra autenticidad y, en consecuencia, nuestra salud mental.
Ser auténtico es fundamental para vivir una vida plena y significativa. Nos invitan a explorar nuestro interior, aceptar todas nuestras facetas y liberarnos de las máscaras que nos limitan. Solo así podemos conectar con nuestra verdadera esencia y experimentar la libertad y felicidad que nacen de ser quienes realmente somos.
Cuando se trata de la salud mental, la autenticidad importa porque cuando estas constantemente sobreactuando, tratando de estar a la altura de las expectativas, escondiendo partes de ti mismo, o fingiendo ser alguien o algo que no te importa, creas una brecha entre tu mundo interior y tu mundo exterior... y esa brecha es donde la ansiedad, el estrés y la baja autoestima tienden a establecerse y anclarse.
Cuando no estás siendo fiel a ti mismo, a menudo terminas sintiéndote desconectado de otros, y, sobre todo, de ti mismo. Y ahí es donde comienzan muchas luchas de salud mental: no saber quién eres, o no sentirte seguro de ser esa persona, o sentirte atrapado en una versión de ti que ya no cabe.
¿Por qué es tan importante ser auténtico? Bueno... es porque, sin serlo, la vida se convierte en una actuación interminable y actuar todo el tiempo es absolutamente agotador. Cuando estás constantemente tratando de ser lo que otros esperan o quieren de ti, terminas viviendo una vida que en realidad no se siente como la tuya. Puede parecer bien en la superficie, ya que estás haciendo las cosas, marcando las casillas, pero, en el fondo, algo falta. Empiezas a sentirte desconectado de ti mismo, como si estuvieras jugando un papel en lugar de vivir tu vida.
La autenticidad importa porque se trata de la propiedad. Se trata de entrar en tu vida con un sentido de alineación, donde tus valores, opciones y comportamientos realmente coinciden con quién eres y lo que te importa. Eso crea claridad, te ayuda a tomar decisiones más fácilmente. Hace que tus relaciones sean más genuinas y te da una sensación de estabilidad interior que no depende de la validación externa. Cuando eres auténtico, no tienes que seguir adivinando o preguntándote constantemente “qué van a pensar de mi”.
Pero seamos honestos: ser auténtico no siempre es fácil. De hecho, a veces puedes sentirte francamente asustado. Porque hay un nivel de vulnerabilidad que viene con ser uno mismo, un temor de que, si la gente realmente te ve, tal vez no les guste lo que vean. Y para muchos de nosotros, ese miedo es profundo.
Puede ser que hayas crecido en un ambiente donde ser diferente no era seguro, o donde ser emocional se etiquetó como malo. Terminamos pasando por la vida presentando diferentes versiones de nosotros mismos al mundo; tanto, que podemos perder de vista lo que somos debajo de todo. Pero la verdad incomoda: esconderse de quién eres no garantiza amor o aceptación, sólo garantiza la desconexión de ti mismo.
A la mayoría de nosotros nos han enseñado desde una edad temprana a ajustarnos a encajar. Tal vez fuiste alabado por ser agradable, o castigado (incluso sutilmente) por decir tu opinión. Quizá aprendiste que ser aceptado significaba ser fácil, llevarse bien o no hacer alboroto. Con el tiempo, esos mensajes se amontonan, y pueden dejarte sintiendo que tu yo real está de alguna manera equivocado, y cuando esa creencia se enraíza, puede sentirse más seguro jugando un papel que arriesgarte a ser real.
Cuando suprimes tus pensamientos, sentimientos o necesidades reales para ser aceptado, se escapa tu autoestima con el tiempo. Empiezas a sentir que no eres lo suficientemente bueno, o que tu verdad tiene que ser diferente para gustar a los demás y, tal vez, incluso a ti mismo. Esto empieza a afectar a nuestra salud mental, y a arraigarse.
Cuando empiezas a vivir más auténticamente, sin embargo, todo cambia. Te sientes más ligero, con más control, tus relaciones se vuelven más profundas y más honestas. Dejas de desperdiciar energía en tratar de querer ser querido y empiezas a poner esa energía en la construcción de una vida que realmente se siente bien para vivir. Y no, no significa que nunca vuelvas a luchar... pero significa que te enfrentarás a la vida como tú “YO”, lo que hace que todo sea más manejable. Ya no luchas contra ti mismo y eso trae una especie de paz que es difícil de explicar... pero fácil de sentir, una vez allí.
Y los beneficios son masivos. Ser auténtico te ayuda a crear confianza, y eso hace que tus límites sean más claros, y tus niveles de estrés, más bajos. Mejora tu resiliencia, mejora la regulación emocional y te ayuda a sentirte más conectado, no solo con los demás, sino con tu propia vida. Te sientes más tranquilo, más en sintonía con tus necesidades, y más capaz de manejar lo que te venga a tu manera. En resumen, es una de las formas más poderosas de cuidar de tu salud mental porque te trae de vuelta a ti.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Ayuntamiento de Cortegana